jueves, 4 de diciembre de 2008

A ver, como lo digo

A ver, como lo digo. Como lo digo para que, al menos, mi pensamiento se transmita en la totalidad de claridad y expresión, sin aditivos, para que todo aquel que tenga a bien leer esto que escribo no abrigue ni el más mínimo atisbo de duda en lo que quiero transmitir. Me quiero referir al asesinato que ETA ha cometido, el último, en la persona de un empresario en un pueblo, que se llama Azcoitia, en la Comunidad Autónoma Vasca. No sé si es adecuado el término de Comunidad Autónoma o no, que lo pongo en duda por mis desconocimientos en lexicología política, pero dentro de mis limitados conocimientos, así lo expreso para general conocimiento de mis posibles lectores.
En fin, volviendo al tema que es el que me ha motivado a escribir. Han asesinado a un hombre en un pueblo, con unos pocos de tiros en la cabeza y con remate, y ésto es lo que ha pasado. Ha sido ETA, organización terrorista que exactamente no sé qué pretende, pero que intuyo que a través de estos métodos de terror y muerte, que lleva manifestando desde que es conocida por toda la sociedad española, que está conformada por vascos, catalanes, extremeños, andaluces, riojanos, gallegos, valencianos, murcianos, manchegos, madrileños, castellano-leoneses, navarros, cántabros, ceutíes, aragoneses y melillenses, y además, multitud de personas de otros países que conviven en este país, intenta que nos sintamos aterrorizados por sus acciones, que aparte de cobardes (palabra que me suena muy mal, por las connotaciones que conlleva, porque para ser cobarde hay que enfrentarse a una situación que te lo provoque), no dejan de ser unos descerebrados, inútiles, parásitos, imbéciles, idiotas, sin perspectivas que los definan, además de asesinos, delincuentes, ilegales, excrementos y miembros de una secta que les domina las ideas y los incita a creer que el ser toda esta sarta de desperfectos es lo ideal y, en este caso, de lo patriótico.
Visten, calzan, comen, fuman, beben, fornican, utilizan, como cualquier ser humano de este siglo, todas las tecnologías a su alcance, y no me refiero a aquellas que emplean para matar, que no son pocas, sino que son capaces de estar por tiempo ilimitado en un “garito-zulo” jugando a la Play Station mientras esperan la orden del “Iluminado” para actuar y matar a cualquiera que les digan. Solo les hace falta que les indiquen lugar, fecha y víctima y, además, les proporcionen las armas, pistolas y bombas, para que ellos, incentivados por la inspiración divina por la causa que el “Iluminado” de turno les muestra, revienten los sesos de cualquiera, o hagan estallar un bombazo en medio de donde más gente haya. Si las cosas les salen bien, supongo que se frotarán las manos y les correrá por todo su cuerpo ese sentimiento de satisfacción que se produce con el éxito del deber cumplido. Y así hasta la próxima situación que, dentro de sus irrefrenables ganas de hacer las cosas bien, les incite a que otra u otras personas mueran y con ello insistan en que el resto del mundo comprendamos que el método, los sistemas y los procedimientos son los adecuados y, por supuesto, aceptemos los efluvios de sabiduría y entendimiento que nos intentan transmitir.
Me sienta mal decir esto, pero he de hacerlo. Los medios de comunicación, que ojalá no dejen de informar de estos eventos, para que al menos tengamos conocimiento de la actualidad, insisten en comunicar la filiación personal de esta última persona que ha sido asesinada. Que si es empresario, que si es consejero de la empresa que está construyendo la obra para el AVE, que si juega a las cartas con sus amigos regularmente, que si no tiene escolta, etcétera, etcétera… , que no me parece mal, en absoluto, pero que no deja de producirme un sentimiento de que se intenta trasmitir algo que es obvio: los que han matado a este hombre, igual que lo han hecho con cientos de personas, son unos ASESINOS, MAFIOSOS, DELINCUENTES, EXTORSIONISTAS y, en definitiva, algo que las personas que queremos vivir en paz, al amparo de las leyes (aunque algunas nos parezcan o innecesarias o incompletas), en cordialidad con nuestro entorno, intentando vivir lo más dignamente posible, no vamos a admitir jamás.
El instinto inmediato que se produce entre las personas que hacemos lo que he indicado anteriormente (al menos a mí sí), es de (insisto, instinto) CAGARSE EN TÓ SUS MUERTOS, de momento, y seguidamente decirles QUE SI TIENEN HUEVOS, QUE DEN LA CARA, pero claro, para que eso se produzca, es necesario que el interlocutor esté presente, cuestión que no se da, entre otras cosas, por lo que indicaba anteriormente (y que, insisto, no me gusta hacerlo), porque la cobardía se lo impide.
Me cabreo conmigo mismo porque tengo la vacía sensación y la baldía intención de solidarizarme que estas víctimas, los muertos y sus padres, madres, hijos, hijas, nietos, nietas, amigos, amigas, vecinos, vecinas, que quedan vivos después de que los asalariados del terror hayan sesgado las vidas de sus cercanos y que es para ellos en los que queda perennemente el dolor, pero no puedo dejar de enervarme para que, al menos, y en este, posiblemente inútil e improductivo blog, quede constancia del asco y la mala leche que me provocan las acciones de estos PRODUCTORES DE DOLOR Y TRAGEDIA, y que en toda mi humilde y desapercibida vida, odiaré con el rencor más arduo que jamás podré sentir.

jueves, 23 de octubre de 2008

El primo de Rajoy o el capullo de Aznar


Esto es para mear y no echar gota, como se dice en mi pueblo. El “señorito” Aznar necesita de vez en cuando hacer algo para que se le vea y poder estar en el candelero ocasionalmente para que se hable de él, y en vez de saltar entre la multitud para destacar (esto es porque es bajito), se dedica a dar el cante allá por donde se le presente la oportunidad y haya caldo mediático.
Ahora va y nos cuenta, durante la presentación del libro “Planeta Azul (no verde)” de otro iluminado de nuestro tiempo como es el presidente checo Václav Klaus, que lo del cambio climático es parecido (si no igual) a lo que piensa Rajoy y que parece ser le confirmó su excelso primo, el científico que no era capaz de predecir si llovería mañana. A Rajoy ya le calentaron las orejas con este salida de tono familiar y no le quedó más remedio que disculparse con toda España y, por supuesto, con su primo, eminente científico al que puso en evidencia por sus irrefrenables ansias de opinar desde el absoluto desconocimiento y empleando el tonillo gallego-chulesco que acostumbra cuando intenta sentar cátedra. El tiro se salió por la culata y desde entonces lo del cambio climático parece que lo lleva bien, o al menos se deja influenciar por el discernimiento que sobre el asunto hacen personas y estamentos que se dedican a ello desde la base puramente científica.
Pero Jose Mari el Desmelenado, como se ha dado en llamar al ex presidente del Gobierno de España, ha cogido la antorcha que desechó Mariano, la encendió de nuevo con yesca retorcida de rencor político y, ¡hala!, a despotricar sandeces por un tubo aprovechando que el checo quiere vender energía nuclear a raudales.
Desde luego a capullo y a mira-ombligos no hay quien le gane, basta recordar algunas de las perlitas que deja caer en esta su última presentación en sociedad, como la crítica a que “los abanderados del Apocalipsis climático destinen miles de millones de euros, no a paliar el hambre en el mundo, sino a resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos”. Para empezar no tiene ni pajolera idea. Ojalá se destinaran miles de millones de euros para estos fines y también para gestionar la pobreza en el mundo, porque con ello no se gastaría en armas, o en guerras, o en colonizaciones extraterrestres, como acostumbran a hacer sus “muy mejores amigos” yankis, echando mierda a la atmósfera a raudales a costa de la calidad de vida de los tataranietos de Aznar y de todo el planeta.
Aunque bien pensado, algo de presupuesto debería emplearse en resolver los conflictos neuronales que Jose Mari el Desmelenado padece, para ver si de una vez por todas deja de ir haciendo el capullo por el mundo y los españoles no nos sintamos avergonzados de que en algún momento este pimpollo nos gobernó.

martes, 14 de octubre de 2008

Ciudad Virtual

Hoy leo en el periódico una pequeña reseña en la que se informa que el Ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo ha sido elegido por el Área de Igualdad de la Diputación Provincial de Córdoba para participar en dos proyectos piloto, consistente el primero en “hacer partícipe a todos los ciudadanos del municipio interesados en las nuevas tecnologías” (¿) y el segundo parece ser que consistirá en “la creación de una televisión municipal interactiva a través de Internet” (¡hala!).
Para una vez que hemos sido elegidos para algo, aunque sea desde la poco activa y devaluada Diputación Provincial, ¡vaya tela con los proyectitos! Con el primero se me queda la cara de póker porque, sinceramente, o la información es demasiado escueta, o ni la propia Diputación sabe en qué leches va a emplear tiempo y dinero de aquí a final de año que estará en marcha el susodicho proyecto.
Pero si este primer proyecto es, como diría, una declaración de intenciones y una llamada hacia la participación de los ciudadanos interesados en las nuevas tecnologías, es decir, una enorme y superlativa gilipollez, el segundo es que me deja del todo con los ojos vueltos y con convulsiones: ¿Una televisión municipal interactiva a través de Internet que (atención) FOMENTE EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIA AL MUNICIPIO ENTRE RESIDENTES Y NO RESIDENTES?
No sé cómo digerir esto. Si lo hago por la parte del vaso medio lleno, solo veo que de alguna manera alguien se está preocupando en que no perdamos el vínculo que nos une a nuestro pueblo, que es que hemos nacido aquí y de aquí somos y, además, que a nuestros paisanos que ahora ya no viven aquí les motive la cuestión y los haga más de aquí todavía. Es decir, que es llover sobre mojado, pero con la diferencia de que ahora lo vamos a poder ver por la tele y eso debe ser, como poco, del calibre mediático del Gran Hermano ese de Telecinco, con todo el componente de famoseo y glamour que ello conlleva, vamos, digo yo.
Si por el contrario lo interpreto por la parte del vaso medio vacío, es que se me llevan los demonios solo por el hecho de pensar que sea tan evidente que el sentimiento de pertenencia al municipio entre residentes y no residentes esté en la cuerda floja y no se ataje el problema con la seriedad que es necesaria. ¿Por qué no se acude a este problema sin “proyectos piloto” del carajo, sino con proyectos de empleo, infraestructuras, planes reales de proyección futura y calidad de vida de los ciudadanos, eh? ¿Por qué cada vez que se nos “elige” para algo, o es para darnos otra cuchillada más en nuestras pertrechas arterias, o es para que de vez en cuando salga en los periódicos que “alguien del más allá político” tiene algún tipo de interés en nuestra maldita suerte y nos arrima una insignificante migaja que nadie quiere? Y manda narices que, para ahondar aún más en el desprecio, esta iniciativa haya salido desde el Área de Igualdad… el Área de Igualdad…, de las que entre sus difusas y poco definidas obligaciones solo conozco aquellas que van dirigidas a los rompimientos que entre los colectivos o las personas se producen por razones de sexo o de raza o de religión o de cualquier otro motivo que sesgue, minimice o altere las relaciones sociales.
En fin, que lo mires por donde lo mires, no le pillas el lado favorable (entre otras cosas porque no lo tiene) y encima nos vienen a refregar en nuestras propias tragaderas lo que al artículo aparecido en el periódico le ha comentado alguien, que viene a decir que “Peñarroya Pueblonuevo terminará siendo un pueblo virtual. Aquí ya no importa ni preocupa el deterioro laboral que los políticos han decidido para nuestro pueblo. ¡Lástima de pueblo!”.
Comparto por completo su opinión.
Ya nos veremos en la tele.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Aún no me lo explico

Ayer por la tarde paseaba por el perímetro exterior del Parque de Carbonífera, a la altura del pequeño estanque donde también, por la parte de dentro, había varias personas asomadas a la orilla de éste, supongo que mirando los peces. De pronto, una de esas personas de unos setenta u ochenta años de edad más o menos, me increpó airadamente llamándome de todo menos bonito, a la vez que repetía una y otra vez el nombre de “Pascual de los cojones”. Al pronto creí que no era a mí y me puse a mirar a mi alrededor para ver si había alguien más en la cercanía de donde yo me encontraba y era a éste a quien dirigía los improperios este señor, pero no, no había nadie más.
Este hombre, rojo de ira, cada vez se aproximaba más a la verja hacia el punto donde yo me encontraba. La mujer o acompañante o lo que fuera iba detrás de él diciéndole “Manolo, que te confundes, que ese hombre tiene bigote y barba y el Pascual no”. Manolo no le hacía ni puñetero caso a la señora y seguía avanzando con coléricos aspavientos por el borde del estanque, hasta que en un momento tropezó con alguna de las piedras del brocal, se zarandeó haciendo equilibrios con dificultad y, finalmente, cayó al agua.
Yo, que me encontraba por la parte exterior de la verja, eché a correr instintivamente para auxiliarlo. Cuando llegué al lugar, el señor aún no había conseguido salir del estanque, pero lo que más me llamó la atención fue que ninguno de los acompañantes hizo nada por ayudarlo, justo lo contrario, se alejaban del lugar despotricando con frases como “¡Desde luego Manolo, no se puede salir contigo a ninguna parte, siempre tienes que dar la nota!”.
Después de quedarme atónito por esta actitud, ayudé al tal Manolo a salir del agua y le pregunté que si se había hecho daño. Este señor, además de no dejar de agradecerme y darme las gracias continuamente, me agarró fuertemente la mano y me dijo: “Hijo, menos mal que hay gente como tú que todavía tiene caridad cristiana, no como esa pandilla de viejos chochos, que son todos iguales que el cabronazo del Pascual”. Me soltó la mano y se dirigió en la misma dirección que el grupo de sus acompañantes, sin dejar de echar por la boca vilipendios dignos de récord Guinnes hacia el “pobre” Pascual.
Me quedé perplejo y patidifuso y aún sigo sin explicármelo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El Omblicentrismo

Llevo últimamente leyendo cosillas que llegan a mis manos y que aparte de entretenerme, también me nutren de conocimientos que se puede decir desconocía, o al menos no sabía exactamente como definirlos. Se trata de apreciaciones que personas hacen de las cosas, con la contundencia de creerse en posesión absoluta de la verdad y con la vehemencia de que todo aquel que le rebata está, por supuesto, en un nivel de percepciones no solamente erróneas, sino además nefastas, equivocadas y que le ponen a tiro de las intenciones devastadoras del erudito interlocutor.
No deja de admirarme la aplastante calidad con la que estos tipos de personajes definen su propio conocimiento, porque hay que tener mucha, muchísima confianza en sí mismo como para dar por hecho sin posibilidad de cometer la más mínima pifia, que sus apreciaciones, conocimientos y grado de entendimiento sobre los asuntos en cuestión, son poderosamente superiores a cualquier otro que se manifieste, por no decir que es la demostración superlativa del talento en su máxima expresión.
A esto se le llama ombligocentrismo, algo que yo solo conocía dentro de mis limitados entendimientos al respecto, como que este tipo de personas lo que son es unos “enteraos”. Y además de “enteraos”, lo que son es algo mucho más claramente definible en un plano más peyorativo, que empieza por “gili” y acaba por “pollas”, porque cuando a los tonos demoledores que éstos emplean, además añaden tintes de humor para sentirse todavía más importantes, la verdad es que traspasan la frontera de lo normal para llegar a lo subnormal, anormal o churriguerescamente estúpido.
Este tipo de personas llegan a admirarse tanto, que creen que todo aquel leve suspiro que ellos exhalen debe ser venerado y admirado por el resto de la humanidad, los cuales han de sentir no solo estos efluvios emotivos, sino que además han de estar agradecidos por permitírseles conocer estas maravillas del conocimiento en su estado más puro, de la mano de artistas de la calidad que ellos derrochan. Lo dicho, gilipollas integrales que llevan mirándose el ombligo desde que balbucearon la primera palabra en los albores de su existencia y que, con el paso del tiempo, han acrecentado aún más su propia y excelsa admiración sobre ese nudo de tripa que se encuentra en el centro de sus barrigas.
Normalmente acompaña a este tipo de personalidad la soledad más absoluta, amén de un solapado (por caridad humana) rechazo social porque no hay Dios que aguante a ombligocéntricos integrales que además no quieren dejar de serlo.

El Ombligo del Mundo


Esta en Mirna (Rusia). En esta localidad siberiana se pierde en el subsuelo el agujero mas grande del planeta: una mina de diamantes que se construyó en los años cincuenta. Tiene 1.250 metros de diámetro y más de 500 metros de profundidad. Solo se puede visitar dando un por paseo por Google Earht. Esta prohibido sobrevolarlo. Su fuerza de atracción ya ha succionado a varios helicópteros. La verdad que viendo las imagenes desde esta altura ya impresiona; ponerse al lado de ese agujero tiene que ser emociante. Aunque creo que los ciudadanos de Mirna no les hará mucha gracia vivir al lado de este enorme socabón; cualquier dia la ciudad se hunde, se van todos para adentro y a morir entre diamantes.

martes, 9 de septiembre de 2008

La Pesada Losa


Se veía venir. Se veía venir que Gestagua iba a ganar este primer pleito… y que ganará el segundo… y el tercero. Era evidente, a pesar de la ceguera (o clarividencia, según ella) que Luisa Ruiz manifestaba sobre el asunto, que los contratos están para cumplirse y los contratantes condenados a entenderse para feliz término de sus relaciones. Lo contrario, lo que Luisa Ruiz ha hecho, es algo similar a querer dominar el mundo como intentó algún imbécil de bigote estrecho y flequillo lacio, que al final cayó como caerá ella. No se puede ir así por la vida, derrochando odio y sangrando rencor por las vísceras como esta señora viene haciendo desde que se encaramó al sillón de la alcaldía. Todavía está por demostrar qué es lo que ha hecho por su pueblo y por sus ciudadanos que no haya sido continuidad de lo que en otras legislaturas ya se emprendió, salvo que el matiz que la distingue es que sabe hacer a las mil maravillas lo de meter la marcha atrás, es decir, dejarse guiar por su pasional animadversión por las personas que antes que ella ocuparon la alcaldía, incentivada por sus superiores jerárquicos y con el único afán de quitar de en medio a quien sí peleó por su pueblo en contra de todo aquel que se atreviese a causarle mal, como Rafael Muñoz, y con este único objetivo, el pueblo retrocede imparable hacia un destino fatal.
Ella se ha seguido (y se sigue) comparando con la legislatura en la que gobernó IU, dando palos de ciego allá donde encuentre un lomo en el que arrear y causar daño, sin que le preocupe lo más mínimo las consecuencias nefastas que para el pueblo, al que ella dice representar, tengan estas acciones; es más, no solo es que no le importen, sino que se la trae al pairo porque su única y verdadera preocupación es la de avasallar y hundir en la más absoluta miseria a ese “personaje” que lideró el nuevo resurgir de Peñarroya Pueblonuevo y a todo aquel, político, trabajador, ciudadano o simpatizante que le acompañara o ensalzara su labor.
La realidad está empezando a demostrarse y a esta primera sentencia que condena al Ayuntamiento a pagar una burrada de millones, hay que sumarle además no solo las que continuarán llegando por este mismo asunto, sino el coste DUPLICADO de tener que pagar dos veces por el mismo servicio (el de recogida de basuras y servicio de agua y depuración), el coste (importante) de la contratación de los servicios de “profesionales” asesores para estos menesteres de sacar fallida la defensa en el caso Gestagua y , además, algunos futuros litigios que aún están latentes en las intenciones de aquellos que han sentido y sufrido el agravio de las acciones que esta señora emprendió con saña y que más pronto que tarde aflorarán y darán de nuevo la razón a la verdad en los tribunales. Y mientras ella sigue en sus trece, acarreando querellas por doquier, a diestro y siniestro, creyendo a priori que la justicia amparará per sécula seculorum a la política torticera, rastrera y maliciosa que viene desarrollando desde que es alcaldesa de este pueblo.
Hay mucha tela que cortar sobre la gestión que Luisa Ruiz viene desarrollando en el Ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo, de varios años de legislatura en la que los presupuestos han sido referente de la mentira, el engaño, las desmesuras y las presuntas irregularidades que a larga quedarán evidentemente de manifiesto; lo peor de todo este asunto es que Peñarroya Pueblonuevo no se merece ésto, no se merece que el rencor y el odio individual prevalezcan sobre su futuro, el de sus ciudadanos y sobre su propia historia.
Esperemos que la oposición política se marque un ritmo adecuado y antes de que sea demasiado tarde pongan pie en el freno a estos desmanes, aclaren de una vez por todas la situación real en la que esta mujer nos ha sumido y tengan la fortaleza necesaria para sacar a flote nuestro maravilloso pueblo y que podamos respirar de una vez en paz.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El Retorno


Bueno, pues ya se acabaron las vacaciones y cada mochuelo a su olivo, cada oveja con su pareja y a apechugar tocan. Yo no se si las vacaciones son para descansar de la fatiga acumulada del currelo, o por el contrario incrementan la molestia del cansancio, porque en lo que a mí respecta, durante mi período vacacional he notado verdaderos y angustiosos síntomas de desfallecimiento físico. Supongo que debió ser por las desmedidas ganas con las que esperaba este tiempo de asueto y por el afán de aprovecharlo al máximo, que al cuarto día de estar de vacaciones tuve que poner pie en el freno y sosegar mis instintos porque, como ya digo, estaba extenuado. Me levantaba de madrugada para coger buen sitio y buena hora para pescar, me encaramaba a rocas cargado con los pesados aparejos de pesca que ni el más ilustrado de los montañeros, pasaba del fresquito matinal al aplastante sofoco del calor del mediodía que me hacía sudar a chorros y, para añadir más caldo a la sopa, por la tarde me daba largos paseos que acababan con la poca energía que me quedaba. Menos mal que entre col y col, me tumbaba en la playa para medio dormitar y cuando me sentía “mu caliente” me pegaba un chapuzón; después me refugiaba en los hoy día mal llamados chiringuitos para degustar la frescura de unas cervezas de barril y algún que otro manjar costero y por la noche, algunas veces cabeceaba en el cine y otras cataba algún licor extranjero en compañía de conversación y mundanal ruido.
En fin, que hubo que suavizar los iniciales ímpetus para que el trasiego vacacional transcurriera de manera más moderada y que, a la postre, me produjera el placer que en realidad buscaba y que al final conseguí. Han sido unas bonitas vacaciones, pero insisto, de descansar nada de nada. Lo que yo opino de las vacaciones es que no son para descansar, sino para cansarse de todo aquello que te gusta hacer y que el disponer de todo tu tiempo te permite, para arrojar y perder el lastre de la monotonía acumulada a lo largo de todo el año y, por supuesto, para disfrutar.
Ahora, a la vuelta al trabajo y a la continuidad se dice que vienes con las pilas cargadas. Sí, cargadas, pero de mala leche por tener aún candente el regustillo en los labios de esos espetos, ese olor a mar, ese maravilloso paisaje con el que ponías cara de lelo y, en definitiva, esas experiencias que han quedado atrás y que habrá que esperar con resignación que vuelvan.
Bienvenidos a todos los que volvieron de vacaciones al tedio, al fastidio, al aburrimiento, a la desgana y a la saturación de lo monótono. Habrá que ocuparse en algo… por ejemplo, … criticar a los políticos.
Vamos a ello.

miércoles, 30 de julio de 2008

Todo Para Mis Aves

Así es, señoras y señores: Ya tenemos ZEPA oficial con 33.930 hectáreas de terreno situada en los municipios de Fuente Obejuna, Los Blázquez, La Granjuela y Valsequillo. Ésto fue declarado de manera reglamentaria ayer mismo, 29 de julio, por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, como diría mi abuelo, por cojones y sin mediar más palabra que la suya propia. Para nada ha valido (por supuesto) que alcaldes, asociaciones y agricultores y ganaderos hayan manifestado su disconformidad o, al menos, hayan pedido explicaciones satisfactorias sobre el tema en base al impredecible futuro que esta figura de protección de pajaritos y pajarracos vaticina.
A priori, y sin haber sido declarada oficialmente, de momento nos quedamos sin autovía, entre otras cosas porque estas obras de infraestructuras están tácitamente prohibidas en el decreto de las narices al ser perjudiciales para la tranquilidad, el sosiego, el reposo, el progreso y la estabilidad de unas especies animales, muy dignas ellas, y en contra de eso mismo de otros especimenes, en este caso humanos (menos dignos, supongo), que nos quedamos fuera del ámbito de influencia de este proyecto de desarrollo. Y no solo nos quedaremos sin autovía, sino que además y tal como establecen las normas que regulan estas figuras de protección de aves, las actividades que se desarrollen en el ámbito territorial de la ZEPA deberán ser en todo caso compatibles con la conservación de los hábitats de las especies de aves incluidas en el Anexo I de la Directiva 79/409/CEE y presentes en las ZEPA declaradas. Es decir, que si tuviéramos que titular una película con estos argumentos y parafraseando a Almodóvar, diríamos Todo para mis aves.

Para nada estoy en contra de la protección del medio ambiente, del entorno natural y, por supuesto, de la conservación de especies amenazadas, sean éstas animales o vegetales, entre otras cosas porque me parece que dependemos de la propia naturaleza para poder seguir siendo personas cada vez más libres y ello nos debe hacer responsables del cuidado de nuestro entorno natural. Pero si mal no recuerdo, los protocolos de Kyoto y la Cumbre de Río, aceptados ambos como referentes mundiales para la protección de nuestro planeta en todos los contextos medioambientales, también establecen algo que además se repite en el decreto de declaración ZEPA como norma fundamental de obligado cumplimiento, que es el desarrollo sostenible, algo que en cristiano viene a significar que hay que seguir desarrollándose, progresando de manera sostenible, sin agotar los recursos existentes, estableciendo nuevas fuentes de energías renovables y manteniendo y cuidando los hábitats naturales de manera compaginada con la actividad humana y que además ésta sea estable en el tiempo.

En este caso, a la vista del articulado del decreto y de las prioridades que en él se establecen, queda claro que el desarrollo sostenible está pensado única y exclusivamente para las aves esteparias y sus amiguetes, porque lo restrictivo de éste en materia de autorizaciones y declaración de actividades incompatibles con la finalidad y los objetivos de la declaración ZEPA, dan poco o nulo margen a que los humanos, especie que está y estará en permanente fase de extinción por estos lares, tengan posibilidades de desarrollo y ya no digamos de explotación de recursos. Entre otras cosas que requieren autorización por la Consejería de Medio Ambiente, y como consecuencia, filtro, control y cercenamiento de la actividad humana, están las siguientes perlas:
• Las transformaciones agrarias que impliquen la creación de nuevos regadíos o la aplicación de técnicas que puedan suponer una intensificación del sistema de cultivo.
• La apertura, modificación del trazado o ensanche de los caminos y pistas.
• La construcción de edificaciones.
La construcción, instalación o modificación de infraestructuras de transporte o para abastecimiento, incluyendo transporte de agua, combustibles, líneas eléctricas, parques eólicos e instalaciones para la producción eléctrica fotovoltaica.
• Las obras o actividades que conlleven movimientos de tierra y no estén incluidas en apartados anteriores, excluidas las labores agrícolas habituales.
Como actividades totalmente incompatibles, es decir, prohibidas tajantemente, se establecen estas otras joyitas:
• La eliminación de setos a lo largo de caminos y lindes de parcelas.
• La suspensión de manchas, grupos o pies aislados de vegetación forestal arbórea o arbustiva.
• Los movimientos de tierra y actuaciones tendentes a desmontes, aterrazamientos y rellenos.
• La quema de rastrojos.
• La construcción de pistas de aterrizaje de aviones o helicópteros.
• La instalación de parques de vehículos.
Y mucho ojito con las instalaciones para electrificación y modernización de fincas, que han de ser soterradas o en el mejor de los casos, han de transcurrir por lindes de caminos o carreteras ya existentes, estén o no cercanas a las explotaciones a las que se pretenda llevar energía eléctrica, con el consiguiente coste añadido que esto significaría. Así mismo, y como “aliciente” a los ganaderos, también les viene a coartar la carga ganadera que éstos tengan en explotación, que ha de ser “adecuada” a las superficies forrajeras de las explotaciones agrícolas, es decir, que les van a decir desde organismos oficiales el número de cabezas que tienen que trabajar en sus fincas, además de cómo tienen que mantener y usar su maquinaria agrícola y cómo deben tratar sus campos para las malas hierbas.

En fin, que ya tenemos ZEPA, lo queramos o no. Pero todo no puede ser malo y en base también al progreso de esta comarca, también se establecen ayudas para “reconvertir” nuestro futuro y, como ya vine a decir en posts anteriores, nos enseñaran a vestir santos, a mostrar los animalitos del campo y a que los “millones de turistas” que vengan a vernos, veneren las puestas de sol de nuestra comarca, admiren los vuelos de pajaritos adorables, se asombren a la vista de sus encantadores polluelos y, además, como parte integrante de este magnífico folklore… fotografíen las arrugas crispadas y horadadas por el sufrimiento que se muestren en los semblantes de los pocos que quedemos por aquí.

viernes, 18 de julio de 2008

Desterrados

Hace ya algún tiempo empezó el pastor a decir que viene el lobo. Reiteradamente insistía en la llegada de la temible fiera, pero nadie le escuchaba; solo las ovejas balaban con cierto temor ante esta afirmación y con ojos de desesperación miraban en derredor para estar alerta ante la mortal embestida del depredador anunciado. Pero nadie hizo caso.
Ahora está llegando, está a un tiro de piedra de la manada que ya ve como chorrean sus colmillos de saliva ante el festín que se presenta frente a sus fauces. Las ovejas solo se lamentan y procuran esconder y amparar a sus corderos como cualquier familia haría.
El feroz sigue acercándose sin prisa pero sin pausa. Sabe que el redil no se va a defender, ni siquiera va a mover un milímetro su posición. Son carne de cañón, presas fáciles al alcance de sus desmedidas intenciones de destrozar y matar. Y solo le queda un pasito para llegar a ellos.
Al margen de fábulas, la realidad supera como siempre a la ficción. En febrero de este mismo año ya comentaba en un post que 45 personas van a empezar a abandonar la comarca, fundamentalmente de Peñarroya Pueblonuevo, con sus familias y con todo su patrimonio, por la reconversión atroz que en la minería se está produciendo por estos lares. La cercanía es cada vez más palpable, ya que a mediados de 2009 se establece en un planning que Encasur ha dado a conocer a sus trabajadores que 22 ó 23 de éstos serán trasladados a Puertollano. Antes de finales de 2011 estos trabajadores en activo, en su totalidad, formarán parte de las estadísticas de creación de empleo en Castilla La Mancha, y por ende, de destrucción de eso mismo en Andalucía, más concretamente en la comarca más deprimida de esta nuestra Comunidad Autónoma.
Ya afloran las lágrimas en los rostros de las personas afectadas, ya se crispan los ánimos, mermados hasta límites insospechados como consecuencia de tanta dejadez y falta de apoyo a sus circunstancias, ya se producen penas familiares como antaño, como cuando la SMMP dejó claras cuáles eran sus expectativas: o al paro, o a Cartagena. Pero no eran las mismas circunstancias, porque la SMMP no recibió ni un duro para su desmantelamiento, y mucho menos un duro público, de todos los españoles. En este caso sí es así. Encasur está recibiendo ayudas millonarias para la disminución de actividad y el cierre definitivo de sus actividades en esta comarca del Guadiato, pero además el MINER, en su momento, gastó ingentes cantidades para la construcción de una carretera que diera viabilidad a la continuidad del empleo minero en la comarca hasta el horizonte temporal de 2025. Ahora todo es mentira, el dinero está gastado y 45 personas EN ACTIVO tendrán que abandonar esta tierra y continuar EN ACTIVO en otra tierra.Algunos dicen que es lo menos malo, algunos son capaces incluso de expresar que agradecidos tenían que estar por no perder el empleo y tener la oportunidad de seguir trabajando… algunos tienen la desvergüenza de no mover ni un dedo para impedir que esto se lleve a cabo. Esto, como sucedió en su momento, tiene tintes claramente de intervención política. No se puede ni se debe consentir que en esta comarca, deprimida hasta extremos impensables, los políticos, representantes legales del pueblo, permitan que además de la destrucción de empleo con prejubilaciones, los pocos trabajadores que aún queden en activo sean trasladados a otra Comunidad Autónoma que, para más INRI, está en las estadísticas como la mayor zona de creación de empleo de España.
Claramente es necesario que alguien se conciencie de la obligatoriedad en impedir que esto se produzca. Alcaldes, Sindicatos, Diputación Provincial, Junta de Andalucía y hasta el Gobierno Central tienen el deber moral de intervenir para que esta debacle no se produzca y sea la enésima vez que en esta desgraciada comarca se ignoran su problemas. De todos ellos es la obligación de amparar no solo a estas 45 personas, sino a que el empleo quede aquí y sirva incluso para que sus hijos y los hijos de sus hijos puedan disponer en un futuro de él.
Lo contrario, no hacer nada, no considerar que esto es un enorme problema para los ciudadanos que aquí vivimos, y muy particularmente para aquéllos que ahora mismo están siendo afectados directamente, como estamos acostumbrados a percibir, es lo mismo que el DESTIERRO consentido, el DESTIERRO legal, el DESTIERRO al amparo de circunstancias asumidas como borregos frente a un lobo al que jamás se le presentó ni la más mínima batalla.

lunes, 14 de julio de 2008

Las Arenas de Palomares y su Destino


¡Cómo está España de mierda, de mierda nuclear, señoras y señores!. Las arenas de Palomares están contaminadas desde que se despistaron de sus anclajes las famosas bombas atómicas yanquis y cayeron en las playas almerienses allá por los años sesenta; y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) también tiene basura nuclear para dar y regalar desde hace años. Tienen que llegar constructores a remover tierras a Palomares para que al cabo de más de cuarenta años se den cuenta de que “esto es malo” y que a los trabajadores del CIEMAT les duela la boca de decir lo mismo sobre tierras depositadas alegremente en plena Ciudad Universitaria de Madrid, hasta que tuvo que intervenir el fiscal de Medio Ambiente para poner remedio. Y toda esta “maravillosa dote” me la van a traer a escasamente treinta kilómetros de mi casa, para que la disfrutemos con “salud” los habitantes del entorno del cementerio nuclear de El Cabril. Si para los 6.000 metros cúbicos de tierra contaminada del CIEMAT hacen falta 600 camiones, ni me imagino los vehículos que harán falta para el traslado de las arenas de Palomares, pero seguro que son muchos, muchísimos, con lo cual tenemos asegurado el trasiego de mercancías radiactivas por nuestra comarca durante también muchos, muchísimos años.
Todo esto me hace sentir feliz, porque menos mal que al fin no están desparramadas alegremente por cualquier sitio estas “malas tierras” que ahora se van a controlar en un centro preparado para ello. Lo que no me hace demasiada gracia, por no decir ninguna, es que este sitio esté tan cerca de mi casa y de la casa de más de 28.000 vecinos que poblamos esta deprimida comarca, curiosamente en declive desde que este centro está ubicado aquí sin pedir explicaciones ni consentimientos a nadie. Y encima tendremos que ver pasar esos féretros autotransportados repletos de “caquita” nuclear durante el tiempo necesario hasta que sea almacenada la totalidad de basura procedente de Madrid y Almería. Todo ello a cambio de que se subvencione, por ejemplo, la obra de teatro de Fuente Obejuna, una grúa para cambiar bombillas, la obra inconclusa del parque de bomberos y diversos eventos como la Feria de Expo Guadiato en Peñarroya Pueblonuevo.
No le encuentro reciprocidad a este negocio, no. No acabo de ver claro que a cambio de toda la vida – al menos 300 años desde el último enterramiento durará la nocividad de los residuos almacenados en El Cabril – tengamos subvenciones perecederas que solo alivian un instante las necesidades que los habitantes de esta comarca tenemos. Y nuestros hijos se siguen yendo a trabajar fuera porque aquí no hay empleo; y nuestras industrias y comercios se siguen cerrando porque los negocios ya no son rentables; y no se instalan nuevos empresarios porque la decadencia no es buen síntoma para ampliar líneas de negocio, ni siquiera para emprender tareas nuevas.
Y para colmo de males, si la pasividad de 40 años con las tierras de Palomares les ha parecido poco, más cerquita aún de mi casa, a escasos 500 metros, también existe desde más tiempo aún, setecientos mil metros cuadrados de terrenos que están contaminados, según nuestra alcaldesa Luisa Ruiz. Y ahí están, en El Cerco, tan contaminados que ha obligado a trasladar el proyecto de Hospital, según siempre los criterios de ella y sus amigos de la Junta de Andalucía. Este proyecto de Hospital que me duele la boca de decir que si hubiera seguido los pasos lógicos y paralelos de construcción y retirada de materiales, hoy por hoy tendría como realidad la consolidación de más de 250 puestos de trabajo directos desde octubre de 2005. Esos mismos empleos que no solo se han perdido, sino que con la mochila como la tenemos, cargada de mierda de toda España, difícilmente va a ser nunca atractivo nuestro entorno como para que el empresariado se instale y, como consecuencia, se genere empleo.
Y si toda la mierda tiene que estar aquí, en El Cabril, que paguen por ello. Pero no miserias ni propinas, no. Han de pagar para conseguir que en el futuro se genere empleo estable y duradero, que se consoliden nuevas empresas y que las administraciones públicas sean las primeras en invertir aquí para que el empresariado secunde su ejemplo. Si tenemos que “acoquinar” con la mierda, al menos que no recaiga sobre nuestras conciencias que no hemos sabido luchar por el futuro de nuestros descendientes.

jueves, 10 de julio de 2008

Episodios

No fui capaz de creer lo que estaba viendo hasta que no estuve a una distancia lo suficientemente cercana como para verificar que aquello no era producto de mi imaginación, ni que tampoco era la representación de una obra de teatro o la escena de una película. Era real y contundente, no cabía duda. Por mucho que mi capacidad de asombro se dilatara, jamás pensé que llegaría a este extremo en el que lo irreal, lo místico, lo extraño e imposible por no caber en la razón, se presentaba ante mí de un modo tan palpable y innegable que era tremendamente veraz hasta en su más mínima expresión.
Intenté de varias maneras extorsionar la realidad que se me demostraba, de manera que mi propio subconsciente, por no aclimatarse a esta irreal experiencia, buscaba mil y una maneras de explicar lo inexplicable, de sortear lo que era evidente para descubrir cualquier aclaración lógica que demostrara eso que a simple vista parecía lo más antagónico al entendimiento humano conocido.
Al final no me quedó más remedio que claudicar a la evidencia y reconocer que las cuestiones que a simple vista parecen ficticias, imposibles e irrealizables, se materializan en realidades concluyentes. Así evoluciona la humanidad, con demostraciones de que la realidad supera la imaginación y como consecuencia, estos hechos que a simple vista parecen irreales, conforman la cotidianidad futura.
Luisa Ruiz, candidata fantasma del Partido Socialista Obrero Español, era nombrada alcaldesa de Peñarroya Pueblonuevo con los votos a favor del Partido Popular en junio de 2003. A partir de entonces la política me la repampinfla, cuestión que también se ha convertido en realidad palpable en lo que jamás hasta entonces (43 años tenía), había sucedido en mi persona.
Lo que no deja de remorderme las entrañas es que si esto no hubiera sucedido, otra realidad hubiera sido posible, no solo para mí y mis perspectivas, sino para todo un pueblo que entonces reivindicaba y sigue reivindicando realidades para un futuro digno y que este hecho, que formará vergonzosamente parte de los anales de la historia de Peñarroya Pueblonuevo, coartó y negó tajantemente. Hace más de cinco años de aquello y a los hechos y al presente me remito.

viernes, 27 de junio de 2008

La Propina

- Señora Justa, que dice mi madre que si me puede dar una ramita de perejil para hacer las albóndigas.
- Pues dile a tu señora madre que no están los huertos para dar, sino todo lo contrario, para recibir el trabajo de aquel que los siembra, que a la postre será el que se vaya a comer sus frutos. Por cierto, Pedrín, y tú como mandadero, ¿cuánto te llevas “a la talega?.
- Por el “mandao” me llevo un duro y como me pillaba de paso, la señora Juana también me encargó decirle al panadero que mañana no le deje pan, y por eso me ha “acoquinao” otro durillo.
- Bueno, pues ya que estás aquí, aprovechando la cochura te podías a la vuelta pasar por el buzón de correos y me echas esta carta. Primero te llegas al estanco y le pones el sello de dos pesetas y te quedas con la vuelta, “arriscao”.
- Gracias, señora Justa, délo por hecho. Pero, lo del perejil, ¿qué?.
- Anda, anda, que por esta vez pase, pero dile a tu madre que todavía me debe la media docena de huevos que me pidió la semana pasada, ¿vale?.
- Lo que usted mande, señora Justa, y déle recuerdos a su señor esposo don Mariano.

Así nació otra manera de hacer empresa; de recadero se pasó al trasporte urgente; de conocer panes, perejiles y sellos de correos, mutó a especializarse en comercio nacional e internacional de toda clase de artículos; y de sobar los lomos y las orejas para caer bien a todo aquel con quien se relacionaba, migró a la creación de un despacho dedicado a relaciones sociales y protocolo. Todo ello, y sin haber pisado la escuela más de tres años, ahora, bajo la denominación de PMQ Enterprise, LTD, cotiza en las bolsas más grandes del mundo. Y Pedrín, don Pedro ahora, ya no maneja duros ni pesetas; ahora solo tañe porcentajes: euribor, índice Nikkei, Dow Jones, evolución de resultados, dividendos y todo aquello que expresado en un papel con poco más de cinco dígitos y coloridos gráficos, ya le hace sentir como va a llenar la “talega” ese día. Y así durante muchos, muchísimos días.
Ya no calza alpargatas, sino Martinelli’s; ya no corretea por la callejuelas para acarrearse algunas perrillas, sino que ocupa una enorme limusina negra con chofer, secretaria, asesor personal y comunicación vía satélite; ya ni siquiera le habla a nadie de don o de doña. Ahora el Don, con mayúsculas, es él.
En sus empresas trabajan por todo el mundo más de diez mil empleados a los que ni siquiera conoce ni le importa; solo conoce a aquellos directivos y ejecutivos a los que pide explicaciones y exige beneficios; le da igual que en Rusia se trabajen cuarenta o mil horas, que los convenios colectivos en Sudáfrica no existan o que en sus minas de Perú trabajen niños de diez años; lo importante para él ahora es que su séquito de directivos no le compliquen la existencia con menudencias y que busquen las soluciones que sean precisas para inyectar continuamente capitales a sus ya abultadas arcas.
Un día, en un restaurante de muchos, muchos tenedores, al pagar la cuenta le dejó propina al maître, y éste muy educadamente le dijo: - Lo siento, don Pedro, pero no aceptamos propinas. Don Pedro se sintió agraviado y sin discutir quedó pensativo un momento. Al cabo de un rato dijo que quería hablar con el dueño del restaurante y éste se presentó a la mesa al instante. Le invitó a sentarse y le dijo: - No me ha gustado que el maître haya rechazado mi propina, cuestión que entre otras cosas no acostumbro a hacer, pero por ese mismo motivo le llamo, para darle a usted y a sus empleados las gracias porque desde este mismo momento acabo de sentir la vergüenza más absoluta que un ser humano puede sentir. Yo siendo muy niño acarreaba necesidades a las personas de mi entorno y con ello empecé a valorar el dinero, así como el trabajo que costaba ganarlo. Ahora, a través de esta circunstancia me he dado cuenta de que soy un desgraciado, un esperpento de la especie humana, una cloaca andante. Me sentó mal que el maître no aceptara mi propina porque me sentí humillado. ¿Cómo puede este desgraciado rechazarme, a mi, a Don Pedro, una propina?. Acto seguido comprendí que el desgraciado era yo, que he perdido por completo la sensación de cercanía y de calor hacia las personas, creo que todo me pertenece, hasta el respeto con el que se me trata y no me doy cuenta que si no hubiera sido por las propinas, no hubiera llegado a tener lo que tengo. Pero me acordé de doña Justa, justa hasta en el nombre, que me recordó que “no están los huertos para dar los frutos sino a quien los trabaja” y yo ya no trabajo, solo me adueño de los frutos.
Quiero vender todas mis empresas, retirarme con lo justo al campo con mi mujer y la cercanía de mis hijos y nietos. Todo lo demás que lo den “de propina” a todos y cada uno de los empleados de mis empresas, que a ellos les pertenece por su trabajo. Y si algún día me hiciera falta perejil, no dude que vendré humildemente a pedírselo… por favor.

miércoles, 11 de junio de 2008

Al más puro estilo caciquil

Se inicia el día y resuenan en la selva los sonidos peculiares que la singularizan, todo ello adornado con la pegajosa y cálida humedad que, aparte de reflejar el sol en las gotas de agua que penden de plantas y árboles, crean el típico ambiente sofocante que hace aún más agobiante transitar por ella.
Algunos monos, papagayos, enormes reptiles, babosas criaturas y minúsculos roedores se acomodan en torno de un pequeño paraje circular desnudo de plantas en donde en uno de sus extremos se erige, a modo de púlpito, un tosco peñasco que por la parte que apunta hacia el centro de la circunferencia presenta una capa de musgo y liquen verdoso y húmedo que le da un aspecto de cobertura de fieltro, cual atril de orador preparado para un discurso solemne.
El rumor que esos animales producen, similar al preludio de una clase magistral en la universidad antes de que el catedrático haga acto de presencia, se mezcla con los silbidos, graznidos y aullidos lejanos que acompañan como música de fondo a todo lo salvaje y primitivo, probablemente influenciada esta apreciación por el atrezo sonoro al que Hollywood nos acostumbró.

De pronto, de manera tajante cesan los sonidos lejanos y el murmullo de los presentes empieza a decrecer. Las miradas se cruzan entre los animales que conforman ese corro en derredor del peñasco tapizado de verde hasta que se produce un silencio sepulcral. Ni siquiera las gotas de agua al caer de las hojas de los helechos a los pequeños charcos del suelo transmiten sonido. Todo es silencio y expectación. Se empieza a oír levemente el crujido de ramajes al ser pisados… cada vez más cercanos, hasta que, por encima de ese peñasco enorme empieza a aparecer un penacho de plumas multicolores que andan ceñidas a una cabellera castaña, debajo de la cual aparece la figura contundente del cacique, en este caso cacica, por ser mujer. De aspecto rígido y acerado, con los ojos entornados, mirada dura y sin pestañeos, hace un paseo visual por el entorno como dando a entender que todos los presentes están siendo catalogados y depositadas sus imágenes en un archivo de memoria, para que les conste y se atengan a las consecuencias.
La cacica no viene sola, la acompañan un par de animalillos de difícil definición, pero que para salir del trance se podrían definir como gorilitas de peluche ataviados como titiriteros ambulantes, con camisa roja con lunares blancos y mangas de volantes, de cuyas narices y orejas cuelgan unos aros que brillan relampagueantemente con los nerviosos movimientos de sus cabezas. Al igual que la cacica, miran de soslayo a todos los animalejos que conforman ese círculo, con claras connotaciones intimidatorias, de modo que todos sin excepción doblan sus espaldas hasta unir sus cabezas contra el suelo.
“Os he reunido hoy aquí – retumba la voz metálica de la cacica -, inútiles vasallos, para daros a conocer mi última voluntad. Expropiaré de sus pertenencias a algunos de vosotros y a otros que no están aquí, para cumplir con uno de los objetivos político-chapuceros que me han sido encomendados: hacer la travesía de la N-432 como se pueda, incluso a costa de esas posesiones ajenas que pasarán a ser de propiedad municipal… porque yo lo valgo”.
El clamor no se produce y es entonces cuando los gorilitas titiriteros agitan unas campanillas que llaman la atención de los presentes; éstos levantas sus rostros hacia la cacica y es entonces cuando estalla el estruendo de aplausos y vítores.
“¡Callad, imbéciles, que aún no he terminado! – resonó de nuevo la voz de la cacica -. Además de ésto, he resuelto transformar en zona azul todo el centro de la ciudad, con el consiguiente beneficio que para las arcas municipales esto acarrea y sin tener en cuenta, como es norma caciquil, los perjuicios que le pueda ocasionar al comercio de la zona, e incluso a los habitantes del entorno o visitantes y, por supuesto, sin tener en cuenta vuestra ridícula y grotesca opinión. Haced extensivos mis deseos a todos, siempre manifestando que mi voluntad es lo mejor de lo mejor, a pesar de que por vuestras vacías y cobardes cabezas os ronde lo contrario. ¡He dicho…!. Y no olvidéis que os vigilo, sé quiénes sois y vosotros también sois conscientes de donde permito que trabajen vuestros hijos, mujeres y maridos”.
Sumisos y temblorosos, los animalejos emprendieron su camino hacia la selva de nuevo. En su transitar se quejaban amargamente de las actitudes de la cacica, de cómo los hundía reiteradamente cada vez más en la más vergonzosa miseria, a ellos y a sus descendientes, de que aún siendo ellos más numerosos en cantidad y en voluntad, la oligarca los somete sin tapujos. Acabaron cada uno en su madriguera con los ojos tristes y el alma rota, pero a ninguno se le ocurrió levantar un dedo en contra de las evidentes muestras de desprecio que por ellos sentía la cacica.
Y ésto, que parece un mal relato de la National Geographic (salvando las distancias), es una realidad palpable que está sucediendo constantemente en algún lugar de cuyo nombre me están entrando ganas de no acordarme… jamás.

jueves, 5 de junio de 2008

El letargo de los gestores.


Hace tiempo que no sigo la política municipal de cerca, que es a la postre la única que me interesa. Digo que no la sigo con el mismo ánimo y dedicación que antaño le prestaba, entre otras cosas porque me aparté de ella de manera directa por cuestiones de salud, pero seguí estando al lado de aquellos que andaban al pie del cañón para, en la medida de mis posibilidades, seguir ayudando en lo cotidiano de nuestro pueblo. Ahora no solo no tengo ganas, ni interés, ni intención, sino que además me suena a rancio cada vez que tengo alguna noticia al respecto, porque, entre otras cosas, creo que estamos en fase de decadencia absoluta en lo político y en todo aquello que tenga relación con proyectar el futuro de nuestra sociedad con cierto interés.
Es la fase en la que el “diente de sierra” toma la vertiente de caída, en la que el rompimiento que produce el vértice hace caer en picado las ilusiones, los sueños, los proyectos esperanzadores, los anhelos y todo aquello que suene a crear un futuro mejor y más lleno de deseos de excelencia en todos los aspectos.
Los políticos, ambos, los que forman el equipo de gobierno y los que están en la oposición, duermen un prolongado y aburrido letargo, asistido por el aturdimiento de su desgana y por el lento transcurrir de los soporíferos y escasos acontecimientos, esa misma apatía que proyectan hacía los ciudadanos, con lo que difícilmente éstos han de sentir lo contrario al tedio, la indiferencia y el desinterés. Así van transcurriendo los períodos, los plenos, que solo sirven para, como bien decía mi admirado Picalcan, hacerse reproches banales, sin contenido, con pataletas infantiles que para nada ofrecen ni el más minúsculo indicio de que se está trabajando por los intereses comunes de toda una sociedad. Y el tiempo sigue transcurriendo implacable, sin descanso, sin que una vez que haya marcado su rigurosa huella, vuelva tras sus pasos para buscar arrepentimientos y quejidos y dar la oportunidad de resolver lo no hecho o que se hizo mal, sin que se puedan convertir los lamentos y las angustias pasadas en esperanzadoras premisas.
Menos mal que el pueblo, las personas de a pie, las que no formamos parte de la gestión política municipal, seguimos de vez en cuando realizando “cosas”: el baloncesto sigue ilusionando, las peñas y asociaciones se mueven continuamente, las jornadas de minería demuestran una vez más su categoría y ahora más reciente, la concentración moto turística llenará bares y hoteles durante varios días.
Menos mal que los políticos no han conseguido trasmitir del todo la somnolencia que ellos padecen… y menos mal que el pueblo sigue siendo pueblo, mal que pese a los políticos.

miércoles, 4 de junio de 2008

Que “PASE” el AVE por El Guadiato.


Leo en la prensa provincial que el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha aprobado proyectos, adelantándose a su ejecución con el objetivo de impulsar la economía en la Comunidad Autónoma y, entre ellos figura (leo literalmente) “el gasto correspondiente al estudio de la conexión ferroviaria Córdoba-Almorchón, presupuestado en 661.441 euros”.
Me quedo pasmado por esta prematura intencionalidad que la Junta manifiesta para agilizar un proyecto que por hacer la contra, supongo, ha venido negando desde ese mismo estamento, el Consejo de Gobierno, y a través de un documento, el POTA, en el que a pesar de todas las alegaciones habidas y por haber, no se consintió que éste entrara.
Por otro lado también me pasmo (por segunda vez) cuando imaginando que la Junta realmente realice este estudio para la conexión ferroviaria entre Córdoba y Almorchón, se conseguiría que se solaparan dos proyectos: el de la Junta y el del “Trenecito de la Bruja” que propuso el Ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo. Digo que se solapan porque según tengo entendido el proyecto que presentó el Ayuntamiento consistía en la remodelación de la línea para que circulara el tren desde Córdoba hasta Peñarroya, con el único objetivo de que los “turistas de alto standing” visitaran desde la capital y de manera muy romántica nuestra tierra, así que según mis cálculos, parte del trayecto va a estar doblemente financiado.
O a lo mejor es que hacen dos vías, una lenta y sosegada para que circule “El Tren de la Bruja” y proporcione los placeres de la contemplación de nuestro Valle, y otra rápida para que la Junta meta un AVE por esta zona… ya lo va a hacer en Los Pedroches, así que, ¿por qué no por aquí también?

jueves, 15 de mayo de 2008

El niño no me dijo su nombre

Son las siete y media de la mañana y está despuntando el sol por el horizonte, allí por donde a lo lejos se vislumbran los edificios más altos de Torrox. Estoy situado en un espigón de piedras de tamaño descomunal que sirve de parapeto y freno a la furia de las olas, en una playa cualquiera de Torre del Mar, con mis dos cañas desplegadas y mi puesto de pesca en perfecto orden esperando las ansiadas picadas de cualquier pez al que mi carnada pudiera engañar. Las picadas no se producen y me entretengo disfrutando de la maravillosa vista que estos primeros días del mes de Mayo, luminosos y claros, me proporcionan del vasto mar embravecido que se muestra ante mí.

Sobre las ocho y media aproximadamente aparece un coche todo terreno por la playa, como a cien metros de donde yo me encuentro, del que se bajan dos personas: un hombre de unos cuarenta años y un chiquillo de ocho o nueve. Cuando han terminado de preparar todos sus aparejos de pesca y el hombre se queda sentado en una pequeña hamaca mirando sus dos cañas, oigo al niño canturrear dirigiéndose hacia el espigón donde yo estoy. Se encarama en las piedras, todo esto sin dejar de canturrear, y prosigue su aventura entre los peñascos hasta que llega hasta donde me encuentro sentado en el único sitio plano que encontré de todas las rocas que hay al lado de mis cañas. Se sentó a mi lado y dejó de canturrear en ese tono de voz blanca de la que aún sigo sin adivinar la melodía, para decirme:
- Hola, ¿verdad que aquí no te molesto?
A partir de aquí voy a transcribir la conversación que mantuve con él hasta que se marchó.

Yo – Claro que no me molestas, pero ten cuidado porque las peñas están muy húmedas, no vayas a escurrirte y te caigas.
Niño – Yo no me escurro porque llevo estas zapatillas de goma, que además sirven para escalar y todo.
Yo - ¿Eres escalador?
Niño – Si. En mi pueblo me subo por todas las montañas y los cerros y mi padre me deja porque a él le gusta que yo escale. (De pronto se encarama bruscamente sobre mi espalda, asomando la cabeza por encima de mi hombro). ¿Has visto ese cangrejo que hay en esa piedra?
Yo - ¿Qué piedra? … (Me indica con el dedo un pedrusco por debajo de mí, donde en mitad de un pequeño charco se adivina una masa deforme que debe ser de la propia piedra que emerge sobre el agua estancada).
Niño – Esa que está ahí. Pues eso es un cangrejo.
Yo – Yo creo que no es un cangrejo, sino se le verían las patas y las pinzas, ¿no?
Niño – No. Es un cangrejo. ¿Tienes algo por ahí para tirarle, verás como se mueve?
Yo – Pues no, pero debajo del espigón hay muchas piedras. Ten cuidado al bajar a por ellas.
El niño comenzó de nuevo a canturrear y a bajar por las piedras hasta que llegó a la base del espigón. Cogió algunas piedras y las guardó en los bolsillos del pantalón corto que llevaba. Al subir de nuevo por las piedras se paró en un hueco y asomó la cabeza por él para decirme:
Niño – Ahí hay otro cangrejo, pero si lo cojo que sepas que no es para ti; es para mi padre, para que lo ponga en el anzuelo porque no se si sabrás que los cangrejos de este color verde, antes de que se pongan colorados del calor, valen para engañar a los peces, ¿sabes?
No pude aguantar la risa y le dije que naturalmente debería dárselo a su padre.
Cuando de nuevo llegó a mi altura, volvió a sentarse a mi lado y comenzó a tirarle piedras al supuesto cangrejo que decía estaba en el pequeño charco. Arrojó todos y cada uno de los guijarros canturreando su ya bien manejada cancioncilla que sonaba a flauta en sus notas más altas. Cuando terminó se quedó mirándome y me dijo:
Niño – Estoy empezando a creer que eso no es un cangrejo, porque si no se hubiera cabreado de todas las piedras que le he tirado y hubiera hecho así con las pinzas ( se levantó arrugando la cara y alzó las dos manos a la altura de su rostro, moviendo los dedos de afuera para dentro de la palma).
De nuevo no pude aguantar la risa y le recomendé que se sentara porque en ese momento venía una ola que tenía toda la pinta de que al romper sobre el espigón nos mojaría a los dos. Así fue y a él lo pilló mirando para atrás, con lo que recibió toda el agua sobre su espalda, con el consiguiente sobresalto y estremecimiento. No paraba de reírme con su actitud y le dije:
Yo - ¿Ves? Al supuesto cangrejo no lo has cabreado, pero al mar sí porque todas las piedras han caído sobre él y por eso te mandó esa ola para mojarte.
Niño – (riéndose) Si. Eso ya lo sabía yo. Pero yo aguanto mucho las olas, porque todos los veranos que vengo al mar lo cabreo un poco tirándole piedras y conchas.
Dejó de hablar para seguir su tonadilla musical mientras me recorría en derredor. Cuando pasó por el lado de las cajas donde yo guardaba los cebos, me dijo:
Niño - ¿Con qué cebos estás pescando?
Yo – Con sardina en una caña y en la otra, que tiene tres anzuelos, tengo puesto gamba, langostino y una lombriz que se llama “Coreana”.
Niño - ¿Me los enseñas?
Yo – Claro.
Abrí el macuto y le enseñé primero las sardinas, a continuación la lombriz y por último dos bolsitas de plástico donde guardaba gambas y langostinos crudos respectivamente. Cogió las dos bolsas con el marisco y me dice:
Niño – Qué ordenado eres, cada bicho en su sitio, para que no se cambien los sabores.
De nuevo me entró la risa y en ello estaba cuando me interrumpió para decirme:
Niño – Saca las cañas porque no te pican.
Yo – Pero, ¿cómo las voy a sacar ahora? ¿Tendré que esperar a ver si hay alguna picada, no? Aunque me da la sensación que si las saco, los cebos vendrán intactos, sin tocar, porque para mí que no hay peces hoy por aquí.
Niño – Pues como vengan los cebos “sin tacto” me voy a reír mucho de ti… si.
La carcajada que di retumbó entre los peñascos y entonces se me ocurrió decirle que igual si ponía un bocadillo en el anzuelo, los peces sí picarían.
Niño – Si, pero de chorizo de Espejo, que está muy bueno. Mi madre me lo pone cuando vamos al campo y yo pico mucho… más que los peces.
Me dolía la barriga de reír.
Yo - ¿De donde eres?
Niño – De un pueblecito de Córdoba que se llama Montilla.
Yo – Yo también soy de un pueblo de Córdoba. De Peñarroya Pueblonuevo, ¿lo conoces?
Niño – No. Ese pueblo todavía no lo hemos estudiado en el colegio.
Las lágrimas se me saltaban de la risa pero a él no parecía importarle la circunstancia y seguía con su animada conversación o, en su defecto, con sus cánticos.
Yo – Pues en tu pueblo hay muy buen vino. Podía poner en un anzuelo un poco del vino de tu pueblo y en otro un bocadillo de chorizo de Espejo. Igual así los peces se emborrachan con el vino y muerden el anzuelo del bocadillo.
Niño – Si. (Hizo una pausa larga gesticulando con la cara como buscando las siguientes palabras que quería decir). Es muy bueno el vino de mi pueblo. Fíjate si es bueno que en las viñas hay muchos conejos y se comen las uvas, entonces los cazadores no hace falta que les peguen tiros, porque los conejos están todos gordos y borrachos y los cogen con las manos.
No sabía ya como respirar entre el carcajeo. Cuando pude parar de reír y me limpié las lágrimas, le dije:
Yo - ¿Y tu padre ha pescado algo?
Niño – (Gritando) ¡Papá!, ¿has pescado algo?
El padre a lo lejos indicó escuetamente con el dedo que no y él se me quedó mirando un rato y me dice:
Niño – Dice que no, pero que es por culpa de las voces que nosotros estamos dando y del ruido de las olas, que le asustan los peces que van a picarle. Ahora vamos a hablar en voz baja, verás como mi padre coge más peces que tú. (Se arrimó a mi oreja y en voz baja me susurró). ¿Me das una gamba?
Yo – (aguantándome las ganas de reír) ¿Para qué quieres una gamba?
Niño – Para comérmela.
Tengo que decir que el niño, sin estar rollizo ni tampoco delgado, la imagen que desprendía es que era de buen comer, en definitiva, estaba magrote.
Yo - ¿Pero como te vas a comer ésto si están crudas?
El niño miraba las gambas arroceras (rojas) y los langostinos (blancos) e insistía:
Niño – Pues yo me las como así. ¿Me das una?
Comprendí que el color de las gambas le engañaba porque él se las comía de ese color, claro que ya cocidas, y entonces le arrimé una gamba a la nariz y le dije que la oliera para comprobar que estaba cruda.
Niño – (Al oler la gamba la tocó con los dedos y se llevó éstos a la boca). Ya se por qué no te pican los peces. Estas gambas no están bien muertas (entiendo que quiso decir cocidas) y por eso a los peces no les gustan. Además están muy sosas y saben a boquerones, pero sin vinagre.
Sinceramente tengo que decir que me dolían los músculos de la barriga y de la quijada por el hartón de reír que me estaba dando.
Yo - ¿Estáis de vacaciones en un apartamento?
Niño – No. Estamos en un camping. A mí no me gusta porque huele muy mal y se pasa mucho frío. Cuando era más pequeño, tendría a lo mejor uno o dos años, estuve a punto de morirme de frío. ¡No se cómo salí vivo!
Cuando me recuperé de la carcajada, le dije:
Yo – Pero, ¿por qué pasas tanto frío, es que no te abrigas o no te arropas por las noches cuando te acuestas?
Niño – Yo si me arropo, pero como hace mucho aire, de ese que es muy malo y muy frío que se llama “levanta”, pues me levanta, me despierta y entonces paso frío. Por eso no me gusta el camping. Y además huele mal porque, ¿sabes una cosa?, hace tiempo descubrieron petróleo ahí y desde entonces hay un pozo negro.
Volvían a saltárseme las lágrimas de la risa y desde luego estaba asombrado de cómo la imaginación de este crío amalgamaba realidades en su mente en función de lo que habría oído decir a sus padres, a su familia o a las personas con las que entablara relación. Era una esponja, estaba nutrido de todo lo que sus oídos percibían y era su cerebro el que procesaba esta información con el componente individual que él le daba en base a sus criterios, que además no dudaba en manifestar.
Niño – Saca las cañas que no te van a picar. (insistió de nuevo)
Yo – Llevas razón. Voy a sacar las cañas y a cambiarles el cebo, que ya lleva mucho rato en el agua.
Niño – Como los cebos salgan sin “masticar” por lo peces que sepas que me voy a reír de ti.
Saqué las cañas y en efecto los cebos venían sin tocar. No había ni morralla que hubiera podido mordisquear algo los cuatro cebos que tenía puestos. Cuando esperaba la risa del niño, éste ya se encontraba canturreando por entre medio de las rocas, supongo que buscando cangrejos o cualquier otra cosa que le interesara. Llegó abajo del todo de las rocas y estaba entretenido con piedras o conchas cuando hice el lance con la primera de las cañas que de nuevo había cebado. El sedal y la puntera silbaron al roce con el aire que venía en contra y entonces el niño dijo:
Niño - ¡Qué susto me has dado!. No me extraña que los peces estén temblando de miedo y se vayan a esconder a otros países, porque con esos sustos que metes, cualquiera pica.
En esto su padre lo llamó y tal como vino se fue. Nos dijimos adiós, no sin antes deleitarme de nuevo con uno de sus cánticos. Se fue hacia el coche saludándome con la mano y con una sonrisa me decía: - Saca las cañas, que no te van a picar.
Ciertamente no pesqué nada de nada, ni siquiera tuve la más mínima picada, pero fue una de las jornadas de pesca más divertidas de toda mi vida. Por eso la escribo, porque no quiero olvidarla y porque además, cada vez que lo recuerdo, disfruto enormemente. De lo único que me arrepiento es de no haberle preguntado al menos por su nombre. Y el niño tampoco me lo dijo.

martes, 13 de mayo de 2008

Disminuidos Intelectuales

Parece ser que ha salido a licitación la obra para la construcción (¡por fin!) de la residencia para disminuidos psíquicos que por culpa del cambio de gobierno municipal en Peñarroya Pueblonuevo y el desinterés y desidia de la señora alcaldesa, quedó en el olvido y, como consecuencia, dejó de gestionarse en 2003. Con cinco años de retraso, como todo lo que Luisa Ruiz ha venido haciendo hasta ahora, de momento sabemos que ha salido publicado en el BOJA la licitación de obra; después vendrán los períodos de alegaciones, a continuación la redacción del proyecto y, finalmente, la ejecución de la obra, es decir, más o menos otros tres o cuatro años más para que, si es que se hace, este proyecto vea la luz.
No solo se ha retrasado la atención a estas personas, sino que además se ha propiciado que el empleo que esta residencia hubiera producido haya sido inverso, es decir, no solo no se creó, sino que la falta de oportunidades y perspectivas que ésto coartó, ocasionó el éxodo de personas a otros lugares y al descenso de la población. Ahora nos cuentan que se hará y que donde estaba previsto hubiera 90 residentes, habrá 45, y donde estaba previsto generar 75 empleos, habrá 40… y con 5 ó 9 años de retraso que serán irrecuperables, ya que otros municipios, como por ejemplo Hinojosa del Duque, al detectar la dejadez para defender un proyecto que ya visitó el Ministerio de Industria, que ya paseó por los despachos de la Junta de Andalucía acumulando en todos los casos el beneplácito de las instituciones, ha aprovechado este desinterés y falta de sentido común para hacer lo propio y, evidentemente, estar en ventaja.

Modificando el tono, también quiero hacer una reflexión puramente gramatical, y es que me llama la atención que por cambiar se le ha cambiado hasta la denominación: donde era Residencia de Disminuidos Psíquicos, ahora es de Disminuidos Intelectuales, y este cambio aún afianza más mi criterio de que se ha quedado corta la petición de plazas de residentes, porque disminuidos psíquicos puede haber en determinada cantidad, pero si hablamos de disminuidos intelectuales, entre los que me incluyo, entonces ni con trescientas residencias como la licitada habría espacio para albergar a las personas cuyo intelecto no alcanza cotas razonables en lo perteneciente o relativo al entendimiento y dedicación preferente al cultivo de las ciencias o las letras, tal como establece el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.
Pero pensándolo bien, igual es que “alguien” proyecta su futuro haciendo un auto ejercicio de evaluación de cualidades y aptitudes y, a la vista de cómo están las “azoteas” de algunos, más vale prevenir y asegurarse la plaza en este novedoso tipo de residencias para “desintelectuales”. Así sea.

jueves, 8 de mayo de 2008

La Basura del señor Márquez

De nuevo tenemos malos rollos por la comarca. La alcaldesa de Fuente Obejuna plantó cara al señor Márquez, delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba, por el asunto maléfico de la “puñetera ZEPA” y este caballerete no tuvo reparos en adornar de calificativos a la regidora de la que dijo que tenía “escasa receptividad”. Además también aludió a modo de símil que ”a nadie le gusta tener los contenedores de basura en su puerta, pero que a todos nos gusta que nos la recojan”, queriendo decir que a priori a todos nos gusta que protejan a las aves, pero no al lado de nuestra casa. Pero es que don Márquez no solo se queja de la intransigencia de la señora alcaldesa, sino que además insiste con estilo de mensajero salvador de tontos en que el decretazo de la “puñetera ZEPA” incluye indemnizaciones económicas a los afectados por la restricción que sus actividades sufrirán.
¿Va usted a indemnizar también a los que surten de gasoil a los tractores que ya no lo necesitarán, a los que proporcionan el pienso para ese ganado que ya no se criará, a los que reparan la maquinaria agrícola que ya no rugirá en esos campos, a los técnicos veterinarios y agrónomos que ya no tendrán espacio donde desarrollar su trabajo, a los proveedores de semillas que ya nunca serán plantadas, a los herederos de esos agricultores y ganaderos que desde generaciones han levantado con mucho esfuerzo sus posesiones y que ahora valdrán menos que cero, eh?. ¿Contempla el decreto también indemnizaciones para todos aquellos instalados en polígonos industriales de los pueblos por donde NO va a pasar la autovía por culpa de la ZEPA?. ¿Indemnizarán de igual modo por este motivo a comerciantes e industriales de la comarca por impedirles progresar y ampliar sus actividades por la lejanía que la ZEPA ha impuesto a esa autovía?. ¿Y a los ciudadanos de a pie por vernos discriminados respecto del resto que sí tendrán autovía cercana y con enlaces adecuados a las poblaciones?.
Pues llévese usted la ZEPA a su finca, señor Márquez, y de paso cargue de bidones radioactivos su garaje y su trastero, y los que no le quepan, los acomoda en su salón, al lado de la tele, para que le adornen la estancia. Y con eso, llénese usted sus bolsillos y su caja fuerte de indemnizaciones supletorias por no poder plantar en sus fértiles terrenos y por tener iones y cationes revoloteando por su casa a su antojo.
Y si se siente solo, llévese como compañera de indemnizaciones a Luisa Ruiz, alcaldesa de Peñarroya Pueblonuevo, que parece que anda en sintonía con sus pareceres y las directrices que desde su partido y la Junta de Andalucía han diseñado para esta comarca, en la que parece ser han de concentrarse todos los contenedores de basura de Andalucía y de España, para deleite y tranquilidad del resto de la población… y para que la galopante denigración a la que aquí estamos sometidos, nos continúe oprimiendo hasta nuestra total desaparición.

miércoles, 16 de abril de 2008

Deleznable

Esto es lo nunca visto, lo más detestable y fuera de toda lógica y sentido común. Lo que hace cinco años era gratis, El Cerco, el famoso Cerco, ahora cuesta 3.000.000 de euros. Y se pide el dinero al MINER para ello. ¿Tendrá poca vergüenza la señora Luisa Ruiz?
Lo que en su momento fue la traición más grande que se le puede hacer a un pueblo, lo que en su momento se vendió con frases como “¿qué oscuros intereses moverán a IU para hacer ese trato con los propietarios de El Cerco, cuando estaban en la alcaldía?”, o como “lo que se pretendía con ese acuerdo es que estos señores (los propietarios) se les eximiera de impuestos y que hemos hecho nosotros (Luisa Ruiz) es cobrarles lo que deben”, ahora se ha convertido en una compraventa para poder tener lo que ya se tenía gratis. Y para colmo de males, se pide subvención al MINER para ello, para comprar escombros, que ahí quedarán a falta que de nuevo vuelvan a pedir dinero para poder acondicionarlo, igual que está pasando con los terrenos de Vega Currillo.
Si no lo estuviera leyendo en la prensa y viendo que hoy no es 28 de diciembre, pensaría que esto es una inocentada, de mal gusto, pero una inocentada al fin y al cabo. ¿Es posible que este tipo de acciones queden impunes de cara a la opinión pública? ¿Es posible que con todo lo que hemos pasado desde hace unos años, desde que Luisa Ruiz se apoderó del bastón sin que le correspondiera, que no se nos carguen las meninges de mala leche y no la mandemos a dos mil kilómetros de distancia de nuestro pueblo, para que no pueda seguir haciéndonos daño?
Esto ya clama al cielo (o al infierno, depende como se mire); ahora tenemos que entender que todo el trabajo que costó, primero, el hospital y segundo, conseguir negociar un contrato con los propietarios para la cesión gratuita de este espacio demandado desde antaño, y que Luisa Ruiz se encargó contundentemente en destrozar, ahora se nos presente como un logro.
Debo haber perdido la poca razón que me queda, pero desde luego lo que tengo claro es que como la oposición no mueva un dedo para que esta nueva patraña no se lleve a cabo y que además obliguen a esta moza a que abandone la alcaldía, yo me recluyo en un sanatorio mental, porque debo ser subnormal profundo e irrecuperable.

martes, 15 de abril de 2008

El otro Peñarroya Pueblonuevo


El Antolín, el Barranco de la Ana, Las Gachas, más Gachas, El Cerco y más recientemente, la estación del ferrocarril. Este pueblo está pegado a desechos y restos de históricos y antiguos emporios industriales que a manera de tumor maligno oprimen las entrañas de esta sociedad, a la que contundentemente impiden crecer y modernizarse hacia esos lugares.
Trazamos una línea de oeste a este, tomando como punto de partida el silo y como punto de llegada, la escombrera de la Mina Antolín y nos encontramos con la siguiente imagen: hacia el norte, viviendas, barriadas completas, colegios, bares, restaurantes, tiendas, institutos, farmacias, mercados y, en fin, todo lo que en su conjunto conforma un pueblo y una sociedad viva, aunque decadente; hacia el sur y adosado como columna vertebral a ese norte anterior, escorias, escombros, barrancos, desechos, restauraciones abandonadas e invadidas ahora por vegetación salvaje, pozos de mina, edificios en ruinas, canteras y vertederos, muchos de ellos incontrolados.
Este es el otro Peñarroya Pueblonuevo, que al igual que las ruinas romanas, griegas y árabes allá donde las hubiere no impiden que el desarrollo, la restauración y el progreso aprovechen estas culturas arquitectónicas, fabriles e históricas como plataformas de aprovechamiento del pasado para proyectar un futuro, aquí no es así. Por supuesto que la comparación obviamente no procede, porque es superlativo cotejar con escorias y escombreras toda una cultura ancestral y milenaria como la que he mencionado, pero para el caso es lo mismo. Desde el Partenón de Athenas, hasta las ruinas de Itálica o Mérida, pasando por la Mezquita de Córdoba o el acueducto de Segovia, ahí están, reparados, restaurados, puestos en valor. Igualmente la estación de Atocha en Madrid, las minas de Riotinto en Huelva, las minas de sal en Berga, el parque de Cabárceno en Cantabria o los cientos de kilómetros restituidos de antiguos ferrocarriles para su conversión en vías verdes, han sido recuperados para la sociedad a la que en su momento sirvieron y han sido de nuevo puestos a disposición de ese servicio público como generadores de riqueza y bienestar.
Pero en Peñarroya Pueblonuevo no sucede así. Aquí nos hemos acostumbrados a mirar las telarañas y a venerar su contemplación, como si con eso desplegáramos efluvios que sirvan para algo. La memoria está para recordar y la historia para escribirla, pero lo que no es de recibo es que la base de la memoria histórica e industrial, como es el caso de Peñarroya Pueblonuevo, solo sirva para hundir aún más en la miseria a una sociedad que, precisamente por la inminente decadencia de estos emporios, ahora sigue mirándose el ombligo y reverenciando con admiración los desconchones del pasado. Cierto es que algo se ha restaurado, cierto es que esas restauraciones han servido para que durante su ejecución se generaran pequeñas dosis de empleo (algo muy necesario en estos lares), como cierto es también que ahora el mantenimiento y conservación de estas restauraciones no solo no generan riqueza, sino que la balanza se inclina contundentemente hacia los costes, que superan en mucho a los ingresos que éstos producen.
Estamos vinculados, como decía antes, a una columna vertebral que va desde la cabeza a los pies de Peñarroya Pueblonuevo y ello, al igual que ha pasado en muchos lugares de esta vasta España, en la que con fondos públicos han conseguido, por ejemplo, que no haya un barrando como el de La Ana que no solo no está cerca, sino que justo donde terminan algunas casas, hay un talud vertical con profundidades de 30, 40 ó 50 metros y sin ninguna medida de aislamiento o protección; que no existan restauraciones vegetales abandonadas y acordonadas con vallas de pinchos como campos de concentración; que no existan antiguas escombreras que, aparte del impacto visual y ecológico, estimulan la conducta denigrante de los que las siguen alimentando de desechos; que no recorra de oeste a este un muro de carbonillas prensadas (totalmente deteriorado y por algunas partes inexistente) por todo el centro de una ciudad y justo detrás de éste, exista a la vista de todo el mundo, un macro polígono industrial abandonado e idolatrado por sus depósitos de quebrado cristal, oxidados metales y acopios de escombro.
En otros lugares de España y más concretamente de Andalucía, esto ha existido y la realidad es que ahora no existe. Se han recuperado tradiciones, antiguas prácticas, costumbres, además de escombreras, arroyos, espacios vegetales, edificaciones emblemáticas industriales y ahora son ejemplo para esas ciudades donde están porque, primero: mantienen limpia y actual esa memoria histórica que les distinguió y, segundo: porque han comprendido que la mejor manera de conservar sus memorias y sus bellezas históricas es reparándolas y manteniéndolas, no dejando que el deterioro, el paso del tiempo y la distorsionada conversación de veteranos de guerra las haga desaparecer para siempre.

martes, 1 de abril de 2008

Suscripciones para la recuperación de El Cerco

El Cerco, esa ruina maldita que solo provoca dolor. Dolor en la memoria de quienes conocieron su esplendor; dolor también en el cuerpo de este pueblo que sigue separado por esta yaga inmunda que rompe de manera escandalosa la unidad territorial y afea y perjudica enormemente la imagen de Peñarroya Pueblonuevo; dolor también en todos aquellos que una vez tuvimos en la punta de nuestros dedos la oportunidad histórica de que este vertedero de lejanas añoranzas fuese recuperado y que sentimos como arrancaban esta ocasión como el que siente que le desgarran un brazo o una pierna, a pesar de las 3.000 firmas de personas que lo exigieron en su momento; dolor porque la costumbre nos hace ver normal que esos miles de metros cuadrados sigan impunemente ahí, al lado de donde la gente vive, come, crece, pasea, compra y se educa y que continúen con toda normalidad adosados a la columna vertebral de un pueblo que se ha acostumbrado a ser siamés de desechos y ruinas.

No alcanzo a comprender como esta situación se sigue manteniendo indefinidamente sin que nadie mueva un dedo. Es del todo incomprensible que casi un tercio de la extensión habitada de un pueblo esté ocupada por ruinas, miseria, escombros y dejadez absoluta. Y que encima esté lindando justamente con el centro neurálgico de esta ciudad, con sus parques, sus tiendas, sus bancos, su administración de hacienda, sus bares, sus mercados y mercadillos. Es como el que se acostumbró a comer al lado de la taza del váter... se acostumbró y le parece normal, y esta normalidad ya es endémica en esta población, habida cuenta que la costumbre se acaba convirtiendo en norma. En este caso, la costumbre nos hace ser los eternos vecinos de las escorias, las ruinas, los pozos abandonados y los escombros desparramados; solo nos separa de este esperpento (y solo en algunas ocasiones) un muro, vergonzoso ya a motu propio, con la suficiente altura para que la vista y los sentidos lo perciban todo, o al menos casi todo.
Pero lo que ya supera la desfachatez más absoluta es que ninguna, ninguna administración pública menee ni el más mínimo pelo de sus pestañas para, en primer lugar, denunciar este hecho ante los estamentos correspondientes y en segundo lugar, intervengan de manera contundente en beneficio de esa población a la que se deben y que los eligió para que les representen. ¿De verdad creen, políticos del tres al cuarto, que los ciudadanos de Peñarroya Pueblonuevo somos tan gilipollas como para tragarnos y admitir que ésto no tiene solución, que es del todo imposible que desaparezca de una puñetera vez esa visión espantosa y denigrante que el Cerco ofrece a todo aquel que la mire y se pueda regenerar ese espacio definitivamente de cualquier otra manera que no sea la dejadez y la desidia y que además se le busque una solución beneficiosa para todos, eh, de verdad creen eso?.
A partir de ahora, con todo el riesgo que esto me pueda conllevar, voy a dedicar parte de mi tiempo y de mis herramientas en dar el coñazo a quien se ponga por delante para reivindicar mi derecho a tener un pueblo digno y, por supuesto, que ese Cerco, maldito Cerco, deje de ser una herida cangrenada y putrefacta para los intereses de mi pueblo.
Busco suscriptores para esta causa.

viernes, 28 de marzo de 2008

La Ciudad de Los Museos

¿A quién coño le interesa un museo en el que se muestre cómo se fabricaba la harina en el año de Maricastaña?. Pues a todo el mundo, queridos e incrédulos contertulios, porque es tremendamente seductor ver cómo en el siglo XX, en vez de utilizar molinos de viento como aquellos contra los que se estrellaba Don Quijote (seguro que por no disponer de un buen GPS), inventaron y utilizaron la molienda industrial del cereal y el envasado automático del producto. ¡Y eso que ahora estamos en el siglo XXI, que cuando estemos en el siglo XXX o en el siglo XL (¡hostia, el siglo XL, como la talla de mis gayumbos!), entonces es cuando vamos a flipar!, porque es entonces cuando lo añejo, por muy cutre que sea o haya sido, adquiere el rango de “antiguo” y es aquí donde los investigadores ensayan y ponen a prueba sus capacidades para dejarnos boquiabiertos con sus elucubraciones.
Si, señoras y señores, en Peñarroya Pueblonuevo podremos presumir de que, trabajo, lo que se dice trabajo, no va a haber mucho … más bien no habrá nada, pero lo que son museos, ¡buf!, de esos nos vamos a hartar. Entre el museo geológico-minero, el de bellas artes, este nuevo que se va a crear (que supongo se llamará por similitud, el museo de “Las Harinas”) y el medio de transporte por excelencia (museo ambulante también) que es el Trenecito de la Bruja, no tendremos espacio en el pueblo para alojar a los millones de visitantes que se sentirán atraídos por estas maravillosas demostraciones de lo pretérito y lo prístino.

Entonces será cuando se invierta la decadente tendencia que en la actualidad predomina. Y es que debido a la cantidad de jubilados y prejubilados que cada vez proliferan más, se ha provocado que a Peñarroya Pueblonuevo se la denomine “La Ciudad de Los Paseos”.
Después, en los siglos venideros y a través de la admiración que estos estupendos recintos de exposiciones provocan (véase si no El Prado, El Guggemheim, el Louvre, el Metropolitan Museum de Nueva York o la National Gallery de Londres, por ejemplo) aflorarán los guías, los cicerones, las visitas intelectualizadas y los eventos ilustrados que harán de Peñarroya Pueblonuevo… La Ciudad de Los Museos.
Y yo voy y me lo creo y todo.