viernes, 18 de julio de 2008

Desterrados

Hace ya algún tiempo empezó el pastor a decir que viene el lobo. Reiteradamente insistía en la llegada de la temible fiera, pero nadie le escuchaba; solo las ovejas balaban con cierto temor ante esta afirmación y con ojos de desesperación miraban en derredor para estar alerta ante la mortal embestida del depredador anunciado. Pero nadie hizo caso.
Ahora está llegando, está a un tiro de piedra de la manada que ya ve como chorrean sus colmillos de saliva ante el festín que se presenta frente a sus fauces. Las ovejas solo se lamentan y procuran esconder y amparar a sus corderos como cualquier familia haría.
El feroz sigue acercándose sin prisa pero sin pausa. Sabe que el redil no se va a defender, ni siquiera va a mover un milímetro su posición. Son carne de cañón, presas fáciles al alcance de sus desmedidas intenciones de destrozar y matar. Y solo le queda un pasito para llegar a ellos.
Al margen de fábulas, la realidad supera como siempre a la ficción. En febrero de este mismo año ya comentaba en un post que 45 personas van a empezar a abandonar la comarca, fundamentalmente de Peñarroya Pueblonuevo, con sus familias y con todo su patrimonio, por la reconversión atroz que en la minería se está produciendo por estos lares. La cercanía es cada vez más palpable, ya que a mediados de 2009 se establece en un planning que Encasur ha dado a conocer a sus trabajadores que 22 ó 23 de éstos serán trasladados a Puertollano. Antes de finales de 2011 estos trabajadores en activo, en su totalidad, formarán parte de las estadísticas de creación de empleo en Castilla La Mancha, y por ende, de destrucción de eso mismo en Andalucía, más concretamente en la comarca más deprimida de esta nuestra Comunidad Autónoma.
Ya afloran las lágrimas en los rostros de las personas afectadas, ya se crispan los ánimos, mermados hasta límites insospechados como consecuencia de tanta dejadez y falta de apoyo a sus circunstancias, ya se producen penas familiares como antaño, como cuando la SMMP dejó claras cuáles eran sus expectativas: o al paro, o a Cartagena. Pero no eran las mismas circunstancias, porque la SMMP no recibió ni un duro para su desmantelamiento, y mucho menos un duro público, de todos los españoles. En este caso sí es así. Encasur está recibiendo ayudas millonarias para la disminución de actividad y el cierre definitivo de sus actividades en esta comarca del Guadiato, pero además el MINER, en su momento, gastó ingentes cantidades para la construcción de una carretera que diera viabilidad a la continuidad del empleo minero en la comarca hasta el horizonte temporal de 2025. Ahora todo es mentira, el dinero está gastado y 45 personas EN ACTIVO tendrán que abandonar esta tierra y continuar EN ACTIVO en otra tierra.Algunos dicen que es lo menos malo, algunos son capaces incluso de expresar que agradecidos tenían que estar por no perder el empleo y tener la oportunidad de seguir trabajando… algunos tienen la desvergüenza de no mover ni un dedo para impedir que esto se lleve a cabo. Esto, como sucedió en su momento, tiene tintes claramente de intervención política. No se puede ni se debe consentir que en esta comarca, deprimida hasta extremos impensables, los políticos, representantes legales del pueblo, permitan que además de la destrucción de empleo con prejubilaciones, los pocos trabajadores que aún queden en activo sean trasladados a otra Comunidad Autónoma que, para más INRI, está en las estadísticas como la mayor zona de creación de empleo de España.
Claramente es necesario que alguien se conciencie de la obligatoriedad en impedir que esto se produzca. Alcaldes, Sindicatos, Diputación Provincial, Junta de Andalucía y hasta el Gobierno Central tienen el deber moral de intervenir para que esta debacle no se produzca y sea la enésima vez que en esta desgraciada comarca se ignoran su problemas. De todos ellos es la obligación de amparar no solo a estas 45 personas, sino a que el empleo quede aquí y sirva incluso para que sus hijos y los hijos de sus hijos puedan disponer en un futuro de él.
Lo contrario, no hacer nada, no considerar que esto es un enorme problema para los ciudadanos que aquí vivimos, y muy particularmente para aquéllos que ahora mismo están siendo afectados directamente, como estamos acostumbrados a percibir, es lo mismo que el DESTIERRO consentido, el DESTIERRO legal, el DESTIERRO al amparo de circunstancias asumidas como borregos frente a un lobo al que jamás se le presentó ni la más mínima batalla.

1 comentario:

Picalcan dijo...

AMEN. De sindicalistas y políticos no esperes ni la más mínima respuesta. Ellos, ambos, son los culpables y los hacedores de esta matanza. Ambos.
Tampoco esperes nada del pueblo. Nos estamos dejando morir como quien en el suicidio espera el confortable descanso.
Sin embargo, aqui esta pi espada y mi espalda para luchar y aguantar lo que sea necesario por el futuro que nos merecemos.
Aunque ya estoy cansado de gritarlos, una vez más:
¡ A LAS BARRICADAS!