martes, 28 de abril de 2009

Se dice… se comenta… se rumorea…

Jamás me han gustado ni los rumores, ni el “me han dicho que han oído que decían”, porque la mayoría de las veces, o es una absoluta mentira, o es una tergiversación de la realidad que al pasar por millones de filtros de opinión y entendimiento, acaban por no guardar ni el más mínimo parecido con la situación inicial. Y en este caso, que ahora relataré, no voy a hacer lo contrario, es decir, no voy a dar crédito a estos bisbiseos que empezaron siendo incipientes y que cada vez ahondan más en el criterio de quien lo va contando. Sin embargo quisiera poner un punto sobre una i por causarme enojo que quienes enarbolan la bandera de ronroneos sobre este asunto, son concejales del ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo y representantes y responsables de todo lo que acontezca en este pueblo que los eligió.
Es grave que acusaciones como las que me han comentado queden en el simple asombro de estos responsables políticos o en la manifestación de la imposibilidad de hacer algo, porque son graves, bastante graves. Y si no se tienen pruebas, peor aún. Pero parece ser que sí, que todo es demostrable y que solo hace falta que se inicie una investigación al respecto.
Por un lado, un tal C.C. parece ser que “usa” sin complejo alguno, personal y materiales en su domicilio particular de personas que están trabajando en la empresa que el ayuntamiento contrató con dinero del MINER para la construcción de la Residencia de Disminuidos Psíquicos, en días y horario laboral de esta obra. Quien lo manifiesta dice que es tan sencillo como presentarse en el domicilio de este señor en estas mismas horas y días para corroborarlo.
Y por otro lado, de otro tal M.M. se asevera que está presentando facturas ficticias en el ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo, en base a acreditar gastos para sustentar el derecho a unas subvenciones de importes elevados que ha recibido para un proyecto de su empresa.
Si estos comentarios, fabulaciones, elucubraciones o manifestaciones mal o bien intencionadas me llegaran por boca de cualquier persona, sin menosprecio de éstas, casi no les daría ni la más mínima importancia, vamos, la misma importancia que le doy a las noticias de la prensa rosa o de esos programas de tele-basura con los que cada vez nos fustigan más en cualquier cadena de televisión, pero no es así. Estas cuestiones, bajo mi punto de vista tremendamente graves, me las manifiestan personas ligadas directamente a la gestión política de nuestro ayuntamiento, responsables políticos de que la actividad municipal se realice con transparencia, claridad, honradez y con el único objetivo de que sirvan para el bien común de la sociedad que representan.
Dicho ésto, se me antoja irresponsable que quien me cuenta estas cuestiones no tome las medidas oportunas para esclarecer estos hechos y en el mejor de los casos, dejar la rumorología para los rumorólogos profesionales, que haberlos háylos. Y si por el contrario no es fábula ni mentira y hay fundamentos contundentes como para que la sospecha exista, entonces es hora de entrar a saco en la defensa de los intereses generales que ellos representan y de que actúe la justicia y la legalidad para que caigan las cabezas que tengan que caer, en base a los presuntos delitos de los que estamos hablando.
Solo, como cantaba Juan Perro, “hace falta valor”… y, por supuesto, sentido de la responsabilidad.