miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mi prejubilación

Bueno, pues ya ha llegado mi momento, el momento en el que como otros muchos ciudadanos de Peñarroya Pueblonuevo y pueblos limítrofes pasamos a “mejor vida”, es decir, nos prejubilamos. Yo lo voy a hacer exactamente con 51 años, precisamente porque los cumplo el último día que trabajo, el 30 de septiembre. Me encuentro perfectamente de salud y estoy en una etapa de mi vida en la que me va muy bien con mi familia, mis amigos, mi entorno y, en fin, con todo aquello que forma parte de mi existencia y a lo que a partir de estos momentos voy a poder dedicar todo el tiempo que sea preciso y me apetezca.
No estoy intentando con ésto hacer una demostración de estatus (que sería ridículo) que implique que me muestro ante los demás con cierto recochineo y socarronería, nada más lejos de mi ánimo y de mi forma de ser; todo lo contrario, lo que me ha motivado a escribir estas sensaciones es radicalmente opuesto a eso y es por lo que llevo preocupado hace mucho tiempo: al igual que yo ahora y otros en su momento, dejamos de ser personal activo, o lo que es lo mismo, dejamos un puesto de trabajo (que no es una vacante) que no va a ser ocupado por nadie, es decir, va a ser amortizado, hecho desaparecer del mapa laboral y pasará durante un largo período de tiempo a formar parte de las estadísticas de desempleo por estos lares.
Pero es que hay algo más, que es que los que aún hemos tenido la suerte de poder pasar a esta situación, podemos contar con unas perspectivas de futuro halagüeñas y económicamente estables, pero hay personas que no lo podrán hacer, al menos en nuestra tierra, y que son aquéllos que van a tener que irse a Puertollano porque el actual Plan de Prejubilaciones termina en 2012 y por edad a ellos no les es de aplicación. Son personas que tendrán que emigrar porque las trazas temporales inmediatas es que se jubilarán a la edad establecida (65 ó 67 años, depende de lo este gobierno establezca), con lo que desde el horizonte de edad media actual de éstos (entre los treinta y bastantes y los cuarenta y pocos), han de ir pensando en dejar el terruño para proceder al traslado de por vida hacia otro lugar.
Además, hay otro indicador negativo en todo ésto, y que es a los que tienen que emigrar hay que añadir a aquellos que van directamente al paro porque los contratistas que trabajaban para la empresa minera también han tenido que recortar plantillas al reducirse la actividad en ésta, y cuyo final es el despido total, puesto que las labores mineras concluirán definitivamente en 2010 y como consecuencia los trabajos subcontratados condicionados a ésta.
He venido comentando infinidad de veces que esto (el MINER) era una muerte anunciada si no se sabía amortiguar la incidencia que tendría sobre el empleo y la riqueza en la comarca, porque a pesar de los muchos millones que parece ser se han invertido en la zona, la realidad demuestra que cada vez hay menos habitantes y más paro, con lo que la relación inversión/generación de empleo ha fracasado estrepitosamente y nos ha conducido a esta realidad que roza con lo extremo. Cierto es que vemos por el entorno pueblos más bonitos, parques muy modernos y carreteras perfectamente asfaltadas, pero también somos cada vez menos los que podemos hacer estas apreciaciones.
Estoy seguro que más de uno estará pensando “pues deja parte de tu salario de prejubilación para dar trabajo a otros” y estoy de acuerdo con él, totalmente de acuerdo. Ojala ésto (que ya fue propuesto por prejubilados hace bastantes años) hubiera calado en las neuronas de los políticos de entonces y los de ahora y se hubiera invertido en creación de empleo real y estable, porque no nos olvidemos que este dineral es de todos, pero los que los manejan y administran son los responsables políticos, que son a la postre los que también deciden poner ZEPAS y autovías fuera de contexto en las mismas zonas a las que por un lado pretenden estimular, y que por otro son coaccionadas por otras decisiones que ellos mismos toman. Si este dineral hubiera estado realmente a disposición de los ciudadanos, con el único y exclusivo objetivo para el que fue generado, que es la creación de empleo estable, otro gallo nos cantaría, pero no ha sido así.
En fin, que no es para mí motivo de excesiva alegría el poder prejubilarme, pero ustedes comprenderán que no voy a ser tan gilipollas como para que, ahora que me ha tocado a mí el turno, rasgarme las vestiduras por el tiempo que ha pasado y por el que queda por venir.
Como decía antes, soy medianamente feliz con lo que me tocado vivir y por supuesto seguiré disfrutando de mi vida en la medida que ésta me lo permita, así como seguiré recreándome en esta mi tierra en la que nací, me crié y en la que seguiré viviendo hasta el final de mis días.