sábado, 27 de noviembre de 2010

La Ceguera, La Justicia y el informe de Auditoria


Siempre se nos ha mostrado La Justicia a los ciudadanos (me repatea tener que emplear el término ciudadanos, porque es lo mismo que hacen los políticos para dirigirse a las personas, ¡como si ellos hubieran perdido ese estatus!) como una figura mítica, dogmática, que se representa con los ojos vendados simbolizando que es tan pura que no le hace falta ver para ejercer su tarea, puesto que es tan imparcial y perfecta que solo basta con su definición para comprender que el sentido de la vista está de sobras: “La justicia (del latín, Iustitia) es la concepción que cada época y civilización tiene acerca de la equidad y de la búsqueda del bien común. Es un valor determinado por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones”. He de añadir además que para que exista una regulada y controlada administración de ésta, La Justicia, también se establecen Códigos, que son elementos anexos y vinculados perennemente a ella, y que la sociedad también determina como norma para corregir y sancionar aquellas conductas que no cumplen las leyes establecidas.
Pues en este contexto es en el quiero manifestar esta reflexión, a colación del informe de auditoría que ha emitido la empresa Cefisa Auditores, S.L. respecto a determinadas partidas presupuestarias del Excelentísimo Ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo durante los años 2005 a 2007. E insisto que lo hago en el contexto de “justicia” porque mi experiencia profesional me ha hecho comprender que en la empresa privada, cuando los informes de auditoría ponen de manifiesto que se va en contra de ley en determinadas actitudes contables o en comportamientos empresariales manifiestamente irresponsables, solo hay dos opciones:
1. Modificar y corregir estas prácticas y conductas ilícitas en un ámbito temporal no concluso de acuerdo a la legalidad vigente, o, como es el caso que relato,
2. Sufrir todo el peso de la ley y que sean éstas, las leyes, las que castiguen y sancionen lo que de manera expresa va en contra de lo convenido por la sociedad, o lo que es lo mismo, de lo que sale de lo legalmente establecido.
Pero como todo en esta vida, siempre hay un “pero”, y en el caso de la impartición de justicia para con las administraciones públicas, en este caso concreto, el de un Ayuntamiento, están por un lado las apreciaciones, los matices y si me aprietan, hasta el color, el olor y la percepción del alfabeto de aquel que la imparte, y que siempre, siempre son los jueces. Me explico: cuando hay una ley que se incumple, inmediatamente tiene que haber un recurso que lo sancione, pero no es el caso cuando es un Ayuntamiento, porque por arte de birli birloque, aquí La Justicia no es tan radical ni tan ciega. Me explico más aún: el informe de auditoría del Ayuntamiento de Peñarroya Pueblonuevo no pone de manifiesto ni uno, ni dos, ni tres… sino muchos, muchos incumplimientos de la ley, como queda expresamente ostensible en éste, pero mucho me temo que, o bien porque no hay una persona física a la que imputar, o porque este mismo hecho es práctica habitual en este tipo de instituciones y los jueces se lo pasan por el forro, el caso es que los ciudadanos (vuelvo al palabro) estamos vendidos ante esta sarta de actitudes ilegales.
Cuando estoy escribiendo ésto, también estoy expectante de cómo reaccionará la oposición en nuestro Ayuntamiento frente a estas ilegalidades puestas de manifiesto en este informe, y por eso lo hago público sin conocer si actuarán en consecuencia, a pesar de que presumo que incluso llevándolas a un juzgado para que imparta justicia, ésta, La Justicia, no solo no será ciega, sino que además tendrá la suficiente vista como para que el caso quede sobreseído, dilatado eternamente a lo largo de los tiempos, o lo que es lo mismo, impune.
Y los ciudadanos de las narices, seguiremos preguntando que quién es ese maravilloso oftalmólogo que atiende a la Diosa de la Venda en los Ojos cuando de un Ayuntamiento se trata, y que no nos asiste a nosotros cuando nos salimos de madre.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El Guadiato y la guerra de Corea


Hoy leo en la prensa provincial una noticia de ámbito local, que por lo candente de otras de rango internacional, casi me hace estremecer de susto y, por aproximación, pensar en mi estatus de “soldado en la reserva”. Me refiero al artículo firmado por el corresponsal Ernesto Mauriz y que titula “El Ejército toma el Valle del Guadiato”, y en el que después de su lectura he sentido, por un lado tranquilidad al comprobar que solo era una narración del hecho puntual de la visita a nuestra ciudad de la Unidad Militar de Emergencias para la realización de unas maniobras (y que no tenía nada que ver con el ataque que Corea del Norte ha perpetrado a Corea del Sur), y por otro me ha producido un par de sensaciones: una muy simpática y otra menos.
La simpática se refiere a que al corresponsal le ha traicionado el subconsciente y ha transformado una erre (r) en una te (t) y como consecuencia ha desvirtuado por completo la frase, haciéndola parecer distinta en lo que a sentimientos de éste para con la meca del cine se refiere : la frase escrita en el periódico digital reza así: “ … al más puto estilo de Hollywood…”, aunque supongo que el susodicho ha querido decir “ … al más puro estilo de Hollywood…”. Me ha producido una hilarante sonrisa porque he presupuesto que el corresponsal lo que ha hecho es cometer sin intención este pequeño error, basándome en que conozco el modo de sus crónicas y no he advertido jamás en ellas el más mínimo atisbo de sentimientos encontrados con este superconocido distrito de la ciudad de Los Ángeles y, por supuesto, en ningún momento le he leído palabras malsonantes, con lo cual, después de haberlo interpretado y reído un rato, he comprendido la circunstancia.
Pero por otro lado, y como decía antes, también me ha producido otra sensación menos amable, o por decirlo de otra manera, el sentimiento que he percibido ha sido de lo más desagradable. Me refiero a (palabras textuales del corresponsal) “El objetivo de estos ejercicios (los que la UME está realizando en nuestra localidad y entornos) es realizar simulacros en terrenos devastados por un terremoto y prácticas de rescate de catástrofes urbanas y en el medio acuático. Por ello, la UME ha visto en estos entornos del Valle del Guadiato un escenario perfecto para la actividad”. No pongo en duda la capacidad que los terrenos de El Cerco pueden tener para el desarrollo de estas actividades, porque a la vista está de cómo continúa al cabo de los años y de que no es solo el ejército real el que lo considera idóneo, ya que con anterioridad a la llegada de la UME ha estado siendo utilizado por los que practican el dudoso deporte de pegarse tiros de “mentirijilla”, o por la propia dotación de bomberos comarcales para otro tipo de prácticas, aunque todas ellas similares en lo que a entorno necesario es preciso.
Lo que quizás me produce desagrado es que al cabo de los años, muchos, muchos años, este recinto sigue siendo solo eso, un tremendo escenario de desolación, derrumbe y escombro, a pesar de los innumerables intentos de convertirlo en zona de futuro y progreso para el pueblo.
Superado mi estremecimiento por lo de la toma del ejército de nuestra localidad y reído un rato por el trueque de letras, solo me queda añadir que ojalá en un futuro estos terrenos devastados que hoy por hoy solo sirven para prácticas de rescate de catástrofes urbanas, tengan otra consideración más efectiva, práctica y de desarrollo para todos los que aquí vivimos.