jueves, 23 de octubre de 2008

El primo de Rajoy o el capullo de Aznar


Esto es para mear y no echar gota, como se dice en mi pueblo. El “señorito” Aznar necesita de vez en cuando hacer algo para que se le vea y poder estar en el candelero ocasionalmente para que se hable de él, y en vez de saltar entre la multitud para destacar (esto es porque es bajito), se dedica a dar el cante allá por donde se le presente la oportunidad y haya caldo mediático.
Ahora va y nos cuenta, durante la presentación del libro “Planeta Azul (no verde)” de otro iluminado de nuestro tiempo como es el presidente checo Václav Klaus, que lo del cambio climático es parecido (si no igual) a lo que piensa Rajoy y que parece ser le confirmó su excelso primo, el científico que no era capaz de predecir si llovería mañana. A Rajoy ya le calentaron las orejas con este salida de tono familiar y no le quedó más remedio que disculparse con toda España y, por supuesto, con su primo, eminente científico al que puso en evidencia por sus irrefrenables ansias de opinar desde el absoluto desconocimiento y empleando el tonillo gallego-chulesco que acostumbra cuando intenta sentar cátedra. El tiro se salió por la culata y desde entonces lo del cambio climático parece que lo lleva bien, o al menos se deja influenciar por el discernimiento que sobre el asunto hacen personas y estamentos que se dedican a ello desde la base puramente científica.
Pero Jose Mari el Desmelenado, como se ha dado en llamar al ex presidente del Gobierno de España, ha cogido la antorcha que desechó Mariano, la encendió de nuevo con yesca retorcida de rencor político y, ¡hala!, a despotricar sandeces por un tubo aprovechando que el checo quiere vender energía nuclear a raudales.
Desde luego a capullo y a mira-ombligos no hay quien le gane, basta recordar algunas de las perlitas que deja caer en esta su última presentación en sociedad, como la crítica a que “los abanderados del Apocalipsis climático destinen miles de millones de euros, no a paliar el hambre en el mundo, sino a resolver un problema que quizá, o quizá no, tengan nuestros tataranietos”. Para empezar no tiene ni pajolera idea. Ojalá se destinaran miles de millones de euros para estos fines y también para gestionar la pobreza en el mundo, porque con ello no se gastaría en armas, o en guerras, o en colonizaciones extraterrestres, como acostumbran a hacer sus “muy mejores amigos” yankis, echando mierda a la atmósfera a raudales a costa de la calidad de vida de los tataranietos de Aznar y de todo el planeta.
Aunque bien pensado, algo de presupuesto debería emplearse en resolver los conflictos neuronales que Jose Mari el Desmelenado padece, para ver si de una vez por todas deja de ir haciendo el capullo por el mundo y los españoles no nos sintamos avergonzados de que en algún momento este pimpollo nos gobernó.

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