lunes, 22 de septiembre de 2008

El Omblicentrismo

Llevo últimamente leyendo cosillas que llegan a mis manos y que aparte de entretenerme, también me nutren de conocimientos que se puede decir desconocía, o al menos no sabía exactamente como definirlos. Se trata de apreciaciones que personas hacen de las cosas, con la contundencia de creerse en posesión absoluta de la verdad y con la vehemencia de que todo aquel que le rebata está, por supuesto, en un nivel de percepciones no solamente erróneas, sino además nefastas, equivocadas y que le ponen a tiro de las intenciones devastadoras del erudito interlocutor.
No deja de admirarme la aplastante calidad con la que estos tipos de personajes definen su propio conocimiento, porque hay que tener mucha, muchísima confianza en sí mismo como para dar por hecho sin posibilidad de cometer la más mínima pifia, que sus apreciaciones, conocimientos y grado de entendimiento sobre los asuntos en cuestión, son poderosamente superiores a cualquier otro que se manifieste, por no decir que es la demostración superlativa del talento en su máxima expresión.
A esto se le llama ombligocentrismo, algo que yo solo conocía dentro de mis limitados entendimientos al respecto, como que este tipo de personas lo que son es unos “enteraos”. Y además de “enteraos”, lo que son es algo mucho más claramente definible en un plano más peyorativo, que empieza por “gili” y acaba por “pollas”, porque cuando a los tonos demoledores que éstos emplean, además añaden tintes de humor para sentirse todavía más importantes, la verdad es que traspasan la frontera de lo normal para llegar a lo subnormal, anormal o churriguerescamente estúpido.
Este tipo de personas llegan a admirarse tanto, que creen que todo aquel leve suspiro que ellos exhalen debe ser venerado y admirado por el resto de la humanidad, los cuales han de sentir no solo estos efluvios emotivos, sino que además han de estar agradecidos por permitírseles conocer estas maravillas del conocimiento en su estado más puro, de la mano de artistas de la calidad que ellos derrochan. Lo dicho, gilipollas integrales que llevan mirándose el ombligo desde que balbucearon la primera palabra en los albores de su existencia y que, con el paso del tiempo, han acrecentado aún más su propia y excelsa admiración sobre ese nudo de tripa que se encuentra en el centro de sus barrigas.
Normalmente acompaña a este tipo de personalidad la soledad más absoluta, amén de un solapado (por caridad humana) rechazo social porque no hay Dios que aguante a ombligocéntricos integrales que además no quieren dejar de serlo.

El Ombligo del Mundo


Esta en Mirna (Rusia). En esta localidad siberiana se pierde en el subsuelo el agujero mas grande del planeta: una mina de diamantes que se construyó en los años cincuenta. Tiene 1.250 metros de diámetro y más de 500 metros de profundidad. Solo se puede visitar dando un por paseo por Google Earht. Esta prohibido sobrevolarlo. Su fuerza de atracción ya ha succionado a varios helicópteros. La verdad que viendo las imagenes desde esta altura ya impresiona; ponerse al lado de ese agujero tiene que ser emociante. Aunque creo que los ciudadanos de Mirna no les hará mucha gracia vivir al lado de este enorme socabón; cualquier dia la ciudad se hunde, se van todos para adentro y a morir entre diamantes.

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