jueves, 3 de septiembre de 2009

El virus

Cada vez que me da por asomarme a la política local – leo comentarios en blogs, miro la prensa local y escucho opiniones – me entran unas irrefrenables ganas de bostezar. No es por aburrimiento, que también, sino porque todo suena a rancio, mohoso, repetitivo, soez y cochambroso.
Los unos, los que gobiernan, porque para ellos todo es pátina lustrosa y aquello que tocan lo convierten en santo grial mágico que transforma las cosas en maravillas y portentos. Los otros, los que no gobiernan (aunque bien podrían hacerlo por ser mayoría en la Corporación Municipal), porque para ellos son todo desdichas e infortunios y además se sienten arrollados por el ingente y aplastante poder que los primeros ejercen.
Gobernantes y oposición no deberían ser tan dispares y crudos en sus tratos, aunque viendo el patio político en el ámbito nacional, creo que es la acción de un virus pandémico el que motiva a ambos a actuar como actúan y que se ha establecido y encallado en sus tejidos por efecto de lo que ven hacer a sus líderes. Se buscan las cosquillas, arremeten como toros bravos los unos contra los otros, se dispensan unos halagos que para él quisiera Belcebú y, en definitiva, solo ven en los contrarios defectos, carencias, secretos inconfesables y despropósitos.
Si todo esto fuera cierto, ¿qué pasa con los gobernados? ¿Cómo nos protegemos de esta batalla sanguinolenta en la que unos y otros andan enzarzados y en la que solo se ocupan en cómo buscar la mejor manera para atizarse y menospreciarse? Lo más traumático de este asunto es que, lo quieran o no reconocer estos nuestros políticos locales, el paisano de a pie se siente como un espía que necesita pasar desapercibido, o mejor dicho, como un espiado, como aquel al que su filiación o simpatía a unos u otros ya le implicara intrínsecamente la enemistad o el desprecio de depende quien le mire o le catalogue. Y si hablamos de tener “cierta necesidad” de encontrar un empleo, aunque sea temporal y pasajero, por ejemplo en el Ayuntamiento, ahí con la iglesia hemos topado: el paisano ha de saber con quien habla, lo que habla y, por supuesto, qué orejas le estarán escuchando o pueden enterarse de lo comentado, porque ya no solo se trata de los que estén presencialmente en los acontecimientos, sino a quiénes éstos pueden acudir con el chisme de turno.
Decía Luisa Ruiz cuando pactó con el PP para quitar de la alcaldía a Rafael Muñoz en 2003, que el argumento fundamental para esta acción era la de “evitar la crispación que el pueblo estaba padeciendo”, cuestión que ella y su grupo político, al cabo de los seis años que llevan en el gobierno municipal, han elevado a la enésima potencia, porque el sentimiento de incomodo que los ciudadanos cada vez sentimos con más obstinación solo está motivado e incentivado por la manera de actuar entre ellos mismos, esos políticos que nos representan, o que presumo pretenden hacerlo.
Llevo bastante tiempo esperando que la cosa cambie, que la tensión desaparezca paulatinamente, que el entendimiento y la cordialidad vuelvan a predominar y que con ello la vida en nuestra ciudad sea agradable, sin “esconderiches”, sin mirarnos los unos a los otros con el rabillo del ojo, pero tengo mis dudas de que esta situación se produzca a corto plazo, a la vista de la curva ascendente que dibujan los acontecimientos.
Seguiré esperando… solo deseo que el contagio me afecte lo justo para pasar desapercibido.

4 comentarios:

Picalcan dijo...

Que tesoro tenemos los que tenemos la libertad de criticar a uno u otros sin ese miedo. Tal vez porque tenemos la comida en la mesa todos los días y porque nos da igual lo que los demás piensen e incluso digan de nosotros.
Eso si, Lolo, espera sentado, por lo menos otros 2 años. Después todo estará maravilloso. En el ayuntamiento habrá sólo un grupo político representativo, los demás serán meros invitados. Entonces ya seremos todo borregitos.

Anónimo dijo...

Lolo, Pedro y Cia., vosotros mismos, siempre hay diversidad de opiniones o maneras de hacer las cosas, pero creo que todos y todas ponemos nuestra mejor intención, el único interes de todos los que estamos en este mundillo es la satisfación de cumplir con la sociedad aportando nuestro granito de arena, que yo sepa ni los gobernantes de antes en nuestro Ayuntamiento ni los de ahora han sacado beneficio personal para tener que dejar su vida cotidiana, más bien han sacado algunas enemistades que amistades y como bien dice Lolo muchas miradas recelosas, ahora bien yo soy de los que opina que teniendo la cncienza tranquila y no perdiendo a los amigos de siempre "siempre seguiremos siendo los mismos".

Picalcan dijo...

Amigo anónimo: (aunque supongo quién eres)admiro a quienes en su vida son capaces de dedicar parte de su tiempo a la política local bienintencionada. Si recuerdas, en mi he querido hacer un homenaje a todas esas personas que han sido concejales en nuestro ayuntamiento en los 30 años de democracia.
Pero una cosa no quita la otra. La diferencia de opiniones, la crítica. incluso la discución con argumentos no debe llevar a la crispación y a que te tachen de lo que sea. He criticado a muchos de los concejales de esta y de anteriores legislaturas, en la mayoría de los casos he tenido una buena relacion con ellos. Sabes que incluso lo he hecho tomándome cervezas con algunos de ellos y tan amigos: todo sea por el bien de todos. Claro que con diferentes puntos de vista, y eso es lo que me gusta.
Sin embargo existe quien se cree que dar mi opinión por cómo hacer mejor la vida para todos, es interesado o un ataque personal hacia la persona responsable. Me han llegado a decir que me vaya del pueblo o que no tengo derecho a hacerlo por no haber nacido aquí. Esa es la crispación que existe en nuestro ayuntamiento.

Manuel dijo...

Hay una prueba evidente de que hay que esconderse para poder decir cosas... por el motivo que sea... pero "Manuel", o Lolo, tiene cara, nombre, apellidos y hasta dirección a la que dirigirse; "Picalcan", o "Pedro", idem, eadem, idem...., sin embargo hay muchos "tocayos", que como el calificativo pone de manifiesto, casualmente coincide que todos se llaman o apellidan "Anónimos".
¿Por qué será?