viernes, 22 de mayo de 2009

Seis décadas… y no pasa nada


Sesenta años, sesenta años mortificando, abusando, maltratando y vejando a niños y niñas menores de edad en una residencia de asistencia social católica en Irlanda. Ahora nos enteramos de esta barbaridad y no pasa nada. Con la iglesia hemos topado, como vulgarizadamente se asume el que este ente (o como quiera llamársele) posea la inmunidad e impunidad absoluta hasta en la comisión de los delitos más denigrantes que se puedan perpetrar a seres humanos.
Y por otro lado, este mismo ente (o como quiera llamársele) preconiza y llama al orden a todo aquel que, por ejemplo (y entre innumerables incursiones en contra de la sensatez, la razón y la lógica), mínimamente tenga la ocurrencia de usar preservativo como método de prevención, ya sea para la no concepción de hijos, ya sea para la no propagación de macro-enfermedades pandémicas como el Sida. Ese mismo ente (o como quiera llamársele) es el que ya ha visto por enésima vez como desde las más altas cúpulas de su rango, hasta las más ínfimas, está de moda el abuso sexual, la pederastia y otras perlitas como la que acabamos de conocer, pero claro, como la misericordia celestial lo pule todo, basta con que el señor Arzobispo irlandés pida perdón y diga sentirse avergonzado, como para que sobre este escabroso y escandaloso asunto se corra un tupido velo que lo deje impune y purificado de toda culpa.

De momento se clasifica por la propia justicia de secreta la identidad de los causantes de estas atrocidades y por la propia iglesia católica se reconoce que estas prácticas han sido conocidas y escondidas, como si con ello fueran menos drásticas o bárbaras por provenir de miembros activos de este ente (o como quiera llamársele). Y voy a dejar de poner el puñetero paréntesis y las negritas y lo voy a llamar como creo que debería denominarse: gremio trasnochado, con muchísimo poder, que solo ha conseguido que las personas odien, maten y cometan las salvajadas más crueles y sanguinarias de la historia de la humanidad. Y a ella, a la historia me remito: allá donde las iglesias han intervenido se han desarrollado guerras, masacres, exterminios y se ha fomentado el odio hasta extremos en que los líderes eclesiásticos han llegado a dominar imperios a base de opresión y despotismo.
En un libro de Alexander King que leí hace años titulado “La Primera Revolución Global. Informe del Consejo al Club de Roma” se define de manera muy precisa cómo la teoría que en él se define es posible técnicamente, pero que se convierte en utopía por tres “inconvenientes”, y que por este orden son: Religión, Dinero y Poder Político. La conclusión final a la que se llega y que de manera magistral queda expuesta en este libro es la siguiente: “Si toda la riqueza y el conocimiento que se genera en la Tierra se invirtiera en ella misma, en su progreso y en su bienestar, se llegaría a la vuelta de pocos años a que el nivel medio de todos los ciudadanos del mundo sería equiparable al de un empleado de banca”.
Claro que por eso es utopía, porque tiene esos “tres pequeños inconvenientes” que impiden que sea real. Y entre ellos está la religión, gestionada por sus respectivas iglesias.

3 comentarios:

Picalcan dijo...

Por primera vez, y sin que sirva del presedente, no estoy en total acuerdo contigo.
La religión, como todos los órdenes de nuestra vida, tiene cosas malas y buenas. No ha habido guerras donde ha estado la religión sino donde ha estado el hombre.
Lo que me indigna es que en la iglesia, sus jefes, han cumplido de maravilla eso de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Pero lo han cumplido a su manera. Acusan con una mano, y con la otra hacen, y han hecho, algo peor de lo que acusaban.
¿Será por esto que quieren que nazcan muchos chiquillos? Ahora que me llamen demagogo.

Manuel dijo...

La religión en sí y la creencia religiosa como tal es algo que ojalá tuviera en la realidad una práctica fiel, pero no es así. Y a los "entes" a los que me refiero y sobre los que manifiesto mi queja no es a la religión, o religiones, sino precisamente a las iglesias que gestionan éstas en lo terreno y material, que a su vez, como bien indicas, están dirigidas por hombres.

Cerco Pya dijo...

El impulso religioso en el ser humano es innato, en todas las culturas y razas, eso es incuestionable. Es cierto que por culpa del brujo de la tribu hasta, muchas veces, del Papa católico, pasando por el ulema musulmán que aplica la sharía de forma inmisericorde, todas las religiones terminan convirtiéndose en un estamento de poder y privilegio.
Lo que a mí siempre seguirá fascinándome del cristianismo es su propio mensaje (Evangelio significa "mensaje" en griego), es lo que se salva. Me parece una filosofía de comportamiento insuperable y aún no superada, porque eso de predicar el amor, el perdón, la reconciliación; eso, no tiene precio. Lo malo son, como decís, los administradores del mensaje.
No obstante, aún salvo a la Iglesia, en general. Sigue siendo una buena ONG que reparte más bien que males causa. Si hay que poner las cosas en la balanza, aún el bien sobrepasa al mal.