martes, 18 de marzo de 2008

Los Tres Perfiles


De todo lo que últimamente he leído en prensa, me llama poderosamente la atención los cambios de clímax que se van produciendo paulatinamente en función del transcurso de los acontecimientos. Antes de estas últimas elecciones no había político (ni apolítico tampoco) que no tuviera como poco tres perfiles: primero, el de saqueador premeditado de las intenciones del contrario, o lo que es lo mismo, manipulador de las ideas que su contrincante propugnaba, en beneficio propio o como optimizador de éstas; segundo: el de pureza, castidad y acentuada preocupación para con el ciudadano, al que arropa con mantos de extrema delicadeza a la hora de hacerse cargo de la solución a sus problemas; y tercero: fundamental y rotundamente, tener la conciencia limpia en todo lo que su pasado acredita.
Después de las elecciones, los “tres perfiles” anteriores van cambiando el ritmo, la pasión, la cadencia y hasta la cortesía y la serenidad, para pasar a transmutarse en actitudes frente al resultado electoral, o para que nos entendamos: cada cual en su sitio y a esperar otros cuatro años para adquirir de nuevo los rictus de “candidato”.
Los ganadores ya solo hablan de cómo organizarse los poderes, de con quién o quiénes han de llevarse bien, de mirar con ojos de vencedor y sonrisa inclinada a todos los que no han ganado y estar alerta por si alguno de éstos alza la voz más de la cuenta para inmediatamente recordarle que “las urnas han hablado” en su contra.
Y los que no han ganado también limpian un poco la era; hacen ejercicios espirituales para ver qué “santo les ha fallado” y no dejan de lamerse las heridas con miradas de reojo en derredor, para no dar mucho la sensación de quebrantado.
Pero ninguno, ni los ganadores ni los que no han ganado, (obsérvese que no empleo la definición “los que han perdido”, porque aquí siempre ganan todos) hacen demostraciones de girar el cuello para mirar a ese populacho al que no ha mucho se dirigían enfatizando “los tres perfiles”. Solo se ocupan, como los buenos jugadores de póker, en mirar a los ojos a sus oponentes, en arrimarse a aquellos que pueden dar “buena sombra” y en poner el cazo para asir las rentas que se puedan obtener.
En Peñarroya Pueblonuevo, antes de las elecciones nos prometieron que tendríamos autovía, ferrocarril y nuevas tecnologías; ahora, a poco de éstas, no sabemos si esos que dijeron lo que dijeron serán ministrables o no. Lo que sí sabemos es que nos duelen los oídos (y sobre todo el alma) de que estas “mascletás” en vísperas de elecciones, solo sean en realidad pólvora mojada.
Volviendo a los “tres perfiles” y parafraseando a Les Luthiers, yo los asimilaría así: primero, “lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro”; segundo: “si no eres parte de la solución, eres parte del problema”; y tercero: “tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria”.

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