viernes, 13 de enero de 2012

¡Cómo está el Confesionario!

Hay un Confesionario al que han colocado el cartel de “Ocupación completa”. Y es que la fila de “fieles” que esperan, rodillas en tierra, a que el padre cura que se encuentra en él para escuchar sus faltas, es tremenda; rodea la iglesia tres o cuatro veces. Los sacristanes no dan abasto a repartir velas, cirios y hasta bocadillos y alguna bebida hidratante a los sumisos devotos que esperan ansiosos para que les rediman de sus pecados, o mejor dicho, de un único pecado contra el octavo mandamiento: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.
Todos, todos sin excepción vienen implorando el perdón a este incumplimiento, cuestión que ya ha hecho que el sacerdote “redentor”, para preservar sus cuerdas vocales y su saliva, grabe en un CD las penitencias que han de cumplir por sus actos desdichados, y se las reproduce a uno tras otro.
Un jubilado que pasaba por allí, al ver toda esa multitud y de esa guisa (mujeres con vestido y mantilla negros, hombres de traje y encorbatados del mismo color, ojos cerrados y manos juntas), no tardó en preguntar: “¿Dan algo hoy en la Iglesia?”, a lo que fue respondido al unísono por todos los que de la enorme fila le escucharon: “El perdón, hermano, el perdón”.
Es lo que tiene ser del PP (Parroquiano Practicante), que puedes mentir lo que te dé la gana, sin mesura ni prudencia, a discreción, porque siempre, siempre serás perdonado y tu alma redimida. No les queda más remedio: son muy, muy piadosos y cristianos.

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