Paseando por los contornos de lo que en su momento fue Muro de la Vergüenza en este nuestro pueblo, es decir, El Cerco, hoy por hoy se puede “admirar” sin problema alguno todo su interior y contenido sin temor a que los “venenos mortales” que sus entrañas poseen te perjudiquen lo más mínimo. Y eso es debido a que en derredor de este mortífero y ponzoñoso lugar se ha instalado lo último en tecnología anticontaminante visual y biológica: La Valla.

Sí señor, La Valla, que aunque parece una vulgar e insignificante obra de perimetración con alambre galvanizado de simple torsión y fijación a poste metálico cimentado en torta de hormigón, no lo es en absoluto. Según los últimos informes emitidos por el CARI (Catálogo Analítico de Roñas Industriales), prestigioso laboratorio dependiente del MINIMO (Ministerio de Negaciones, Ignominias, Mancillas y Oprobios), esto que parece lo que parece es en realidad lo último en tecnología aeroespacial para la reversión de la realidad hacia la conversión en átomos cromáticos, pictóricos, sensitivos y protectores del medio natural y de las personas humanas en particular.
En otras palabras para que nos entendamos, que lo que a simple vista parece una simple malla de cercado, en realidad es un muro protector que no deja en paz a los “bichitos malos” que hay dentro de su perímetro, a la vez que cuando éstos quieren salir al exterior, les arrea una paliza de dos pares de narices que los deja con los ojos vueltos y resoplando; vamos, que les quita las ganas de moverse del sitio.

Además de estas maravillas que los meros mortales no somos capaces de percibir, hay otras cualidades de excelencia que posee La Valla, como por ejemplo el que incluso allí donde su presencia no se distinga visualmente, también sus efectos son devastadores para con los “malos”. Refiérome, por ejemplo, a los alrededores e interiores del Complejo Pierre Rousseau (antaño Almacén Central), que aunque parezcan desamparados porque a simple vista no tengan una protección palpable, La Valla ejerce otro de sus portentosos poderes: la capacidad de transmutar a distancia a los peligrosos contaminantes en una sustancia que en Micro-Biología Molecular es denominada como “DPDT” (DamePanyDimeTonto), y que es nada más y nada menos que una bacteria que produce euforia en las personas (aunque es inocua para ellas), pero que provocan una reacción química en el fuero interno de los agentes patógenos contaminantes, que les impide manifestarse en distintos eventos lúdicos (llámense Jornadas de Minería, Expo-Guadiato o Botellón Semanal), principalmente por no haber sido invitados de manera formal a estos acontecimientos, amén de que ya conocen en sus carnes las causas-efectos derivados de la intervención de La Valla.
En fin, que si de algo podemos presumir en Peñarroya Pueblonuevo es de poseer precisamente los últimos avances en tecnología punta respecto a la protección total en lo que a contaminación de residuos industriales peligrosos se refiere: La Valla.
Y mira que no lo parece, ¿verdad?
¡Qué cosas!
Sí señor, La Valla, que aunque parece una vulgar e insignificante obra de perimetración con alambre galvanizado de simple torsión y fijación a poste metálico cimentado en torta de hormigón, no lo es en absoluto. Según los últimos informes emitidos por el CARI (Catálogo Analítico de Roñas Industriales), prestigioso laboratorio dependiente del MINIMO (Ministerio de Negaciones, Ignominias, Mancillas y Oprobios), esto que parece lo que parece es en realidad lo último en tecnología aeroespacial para la reversión de la realidad hacia la conversión en átomos cromáticos, pictóricos, sensitivos y protectores del medio natural y de las personas humanas en particular.
En otras palabras para que nos entendamos, que lo que a simple vista parece una simple malla de cercado, en realidad es un muro protector que no deja en paz a los “bichitos malos” que hay dentro de su perímetro, a la vez que cuando éstos quieren salir al exterior, les arrea una paliza de dos pares de narices que los deja con los ojos vueltos y resoplando; vamos, que les quita las ganas de moverse del sitio.
Además de estas maravillas que los meros mortales no somos capaces de percibir, hay otras cualidades de excelencia que posee La Valla, como por ejemplo el que incluso allí donde su presencia no se distinga visualmente, también sus efectos son devastadores para con los “malos”. Refiérome, por ejemplo, a los alrededores e interiores del Complejo Pierre Rousseau (antaño Almacén Central), que aunque parezcan desamparados porque a simple vista no tengan una protección palpable, La Valla ejerce otro de sus portentosos poderes: la capacidad de transmutar a distancia a los peligrosos contaminantes en una sustancia que en Micro-Biología Molecular es denominada como “DPDT” (DamePanyDimeTonto), y que es nada más y nada menos que una bacteria que produce euforia en las personas (aunque es inocua para ellas), pero que provocan una reacción química en el fuero interno de los agentes patógenos contaminantes, que les impide manifestarse en distintos eventos lúdicos (llámense Jornadas de Minería, Expo-Guadiato o Botellón Semanal), principalmente por no haber sido invitados de manera formal a estos acontecimientos, amén de que ya conocen en sus carnes las causas-efectos derivados de la intervención de La Valla.
En fin, que si de algo podemos presumir en Peñarroya Pueblonuevo es de poseer precisamente los últimos avances en tecnología punta respecto a la protección total en lo que a contaminación de residuos industriales peligrosos se refiere: La Valla.
Y mira que no lo parece, ¿verdad?
¡Qué cosas!