viernes, 13 de julio de 2012

Vaya panda de Sinvergüenzas


De récord Guiness… la trayectoria en el poder del Partido Popular desde que obtuvo la mayoría absoluta en las últimas elecciones es de récord Guiness.  Y de los mejores de toda la historia conocida, porque no es una, sino varias las marcas que han batido con holgura y desahogo.

Empezando porque han destrozado con voraz saña su propio proyecto electoral desplegando la mayor cantidad de mentiras que el conocimiento humano es capaz de soportar;  siguiendo por los golpes de pecho que en cada una de sus intervenciones públicas antes de las elecciones se daban para alardear de todo aquello que no iban a hacer (porque jamás dijeron lo que iban a hacer), y terminando por el mayor desprecio hacia las personas, sobre todo a las más necesitadas, que ni los mejores manuales de psicología criminal han sido capaces de imaginar, estos individuos e individuas del PP han hecho de su capa un sayo y se han anclado firmemente en sus escaños para refregar por los hocicos toda esa mierda putrefacta de que la Derecha Señorial y Dictatorial es poseedora, para que  todos aquellos que antaño eran ciudadanos de derecho se conviertan en vasallos despreciables a los que exigirles las pernadas y gabelas.

Además se congratulan de ello con alegría desmedida y jolgorio exultante, ya que ésto les provoca una euforia psico-adictiva y les inyecta un chorro de adrenalina a presión en sus neuronas, tal como les pasaba a los antiguos romanos al ver cómo se despedazaban los gladiadores en el circo. Y ahí están, oprimiendo cada vez más a los más oprimidos y robando a manos llenas a los más menesterosos en pos de una NOSESABEQUÉ cosa que, al parecer, solo gusta a banqueros y defraudadores, que aunque son minoría, son los que poseen el maná que a estos especímenes del PP les gusta a rabiar: el dinero.

Pues las cosas van a cambiar, porque lo que no han previsto estos personajes es que las personas a las que se oprime con tal aborrecimiento y saña, y sobre todo cuando éstas llegan a sus últimas desesperaciones, son capaces de gritar y dar hasta lo más sutil y postrero de sus alientos para poder vivir dignamente, si no ellos, sus hijos, aunque ésto sea a costa de sus propias vidas.

Más alto se podrá decir, pero no más claro. La gente normal no vamos a  aguantar más esta opresión; los mineros han tomado la delantera y el pueblo llano seguirá sus pasos hasta que esta situación cambie y se devuelva a la ciudadanía el más elemental de los derechos: el derecho a vivir dignamente.

Ojito al parche que ésto no acaba nada más que empezar.